Recuerdo haber despertado en el sofá y con un dolor de cabeza descomunal. Además de la fuerte resaca el haber dormido en una posición para nada favorable me dejó la espalda hecha trizas, ni hablar del cuello.
Me fui sentando con toda la lentitud y suavidad que mi cuerpo me permitía y una colcha acabó en el suelo. La puse a un lado con confusión, no estaba segura de haber ido a buscar una. A decir verdad no estaba segura de nada. Aunque intentaba recordar lo ocurrido la noche anterior lo único que se formaba y aparecía en mi mente era una nube borrosa de cosas sin sentido.
—Hey, rubia.
—Por favor no grites.Maggie salió de la cocina y se sentó en un sofá cercano, entregándome antes una taza con mucho olor a café. Puso los pies sobre la mesa central y me escudriñó con la mirada.
—Es el precio por beber mi alcohol especial.
—No puedes llamarle a esa cosa alcohol.
—¿Hizo efecto no? —bebí un gran sorbo de café y tragué el líquido amargo. —Tengo la sensación de que ayer no tiraste exactamente la casa por la ventana. Te ves fatal.
—No puedo recordar nada... Estoy... Rao, mi cabeza.
—¿Ra qué? Como sea, no tengo ni pizca de idea qué hiciste pero sí sé cómo terminaste.Levanté la vista de golpe causando que la cabeza me doliera más y se sintiera mucho más pesada.
—Necesito saber algo, lo que sea.
—Estaba en la cocina terminando un proyecto y créeme que el ambiente aquí estaba caldeado cuando te fuiste —levantó las cejas y alargó las sílabas al decir caldeado.
—¿Cómo que me fui? ¿A dónde?
—Eso lo sabrás tú. Pero cuando yo llegué Lena estaba transformada. Me preguntó si sabía dónde estabas pero yo tenía la misma información que ella. No hablamos más y comencé con mi proyecto.
—¿A qué te refieres con transformada?
—Ya sabes... Al borde de echar humo por la nariz. Lo más interesante de la noche fue cuando volviste. Pero no sola. Juro que podía ver a Lena hervir de rabia cuando hablabas tan dulcemente con ese tal... No sé quién, olvidé su nombre.
—¿Vine con alguien?
—No sé decirte más allá de que era buen mozo y... Eh, ¿alto? No sé, no recuerdo.
—¿Mike?
—Ese mismo. ¿Dónde lo tenías guardado?
—Es un... Un conocido.
—¿Nada más? Porque dijiste que era tu amigo pero por poco le saltabas al cuello frente a Lena.
—No puede ser.
—Es la verdad. También estabas determinada en ignorarla. ¿Me dirás ahora qué pasó cuando fuimos a buscarla? Me muero de la intriga.
—Eso no importa ahora —sentencié alejando el recuerdo de ese lugar.
—Sea lo que sea que hayas visto te pegó duro.
—Necesito algo de sol —dije de pronto sin querer saber más.
—¿Sol?
—Necesito aire, siento que estoy sofocándome.
—Voy contigo.Salí del baño minutos después y Maggie ya estaba lista. Solamente necesitaba la luz solar y mis pensamientos se organizarían. Quería aclarar mi mente pero cuando estuvimos listas para salir y Maggie abrió la puerta, la razón de mis tan recientes complicaciones estaba llegando.
«Me lleva el... »
Lena estaba radiante, claro, ¿cuándo no? Pero aquello no le llegaba al rostro. Cuando su mirada fue directamente a mí la ignoré por completo. No esos ojos verdes. No ahora.
—Eh... —dijo Maggie incómoda y Lena se corrió para dejarnos pasar, cuando crucé al pasillo escuché su voz.
—Kara, necesito cinco minutos. Tengo que hablar contigo.No tenía palabras para ella. En verdad no las tenía. No quería verla a la cara y recordar. Tampoco estaba de humor para someterme a esa conversación, aunque ahora lo pensaba y me cuestionaba, ¿qué conversación? Si lo que tenía para decir era una explicación, realmente no hacía falta.
—No se siente muy bien —dijo Maggie cuando no respondí. Sin tener que verla me podía imaginar su expresión.
Diez minutos más tarde y todavía con el sabor amargo de la anterior situación estábamos caminando por el campo de atletismo.

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My Yellow Sun; Supercorp.
Fiksi PenggemarHan pasado seis años desde que Kara Danvers llegó a la Tierra, después de que su planeta Krypton fuera destruido y ella fuera la última sobreviviente. Todavía está aprendiendo de sus poderes, aún sigue en etapa de controlar sus habilidades pero har...