67.

8.3K 915 270
                                        

Lena.


Ninguna de las dos podía dormir.

Estábamos recostadas en mi cama, permanecíamos despiertas y era muy tenue la luz de la lámpara que nos iluminaba. Estábamos cerca pero sin tocarnos. Si me acercaba un poco más podría descansar mi cabeza sobre su hombro, si me movía unos centímetros a la derecha la podría rodear con mi brazo y enterrar mi rostro en su cuello como tantas veces antes de dormir. Ella me daría unos cuantos besos, tomaría mi mano y se dormiría también.

Pero no. No tenía permitido tocarla. Si lo hacía todas las emociones que había estado conteniendo desde que decidió terminar lo nuestro volverían. No. A quién quiero engañar. Las emociones no se iban.

La amargura no desaparecía y mi corazón estaba cada vez más intranquilo con el pasar de los minutos. No sabía cómo interpretar su expresión en aquel momento. Por primera vez Kara se mostraba inalcanzable. ¿Así se habrá sentido durante tanto cuando nos conocimos? Intentando acercarse a alguien que estaba a kilómetros de distancia, aún así esforzándose porque le parecía lo bastante interesante como para saber más de mí. De eso ya sentía que habían transcurrido siglos.

Respiré hondo, más que respirar solo necesitaba inhalar su aroma. Kara no se interesaba en los perfumes ni cosas así. Esa noche su esencia olía a la naturaleza misma, o bueno, tal vez yo estaba loca del todo.

No tenía más palabras que decir porque su determinación al acabar con nuestra relación había sido muy clara. Por supuesto que quería pedirle otra oportunidad, claro que necesitaba que me dijera la verdad de lo que pasaba, o al menos algo que tuviera más sentido. Algo con lo que sobrevivir.

Sé que algo debía de estar pasando en su vida, probablemente tenía que ver con la llamada que había recibido la mañana anterior. Siendo honesta conmigo misma no me dolía tanto que me mintiera sobre el verdadero motivo que la había llevado a dejarme, pero me hería en lo más profundo saber que no confiaba en mí lo suficiente. No para decirme lo que la tenía tan angustiada.

Mientras más la miraba más pensaba y después de un rato otra cosa se instaló en mi mente. Era más que posible que todo lo que había dicho solo fuera la verdad. Quizás Kara necesitaba una libertad que conmigo no tenía, puede que quisiera probar cosas diferentes, construirse una vida que no albergaba espacio para un amor de la universidad. Para alguien como yo que era tan complicada y estaba tan dañada. ¿Cómo culparla? Vaya, pensar eso justo al lado suyo no fue buena idea.

—Lena, ¿estás... ?
—No es nada.

Sequé rápidamente las estúpidas lágrimas que habían escapado e ignoré totalmente su mirada... ¿Casi preocupada? No podía llorar, me habían enseñado a no hacerlo, joder, no podía sentirme tan vulnerable por ella. Lo siguiente me tomó desprevenida.

Kara tiró de mi mano y con facilidad me acercó a ella, rodeando mi cintura con uno de sus brazos y acariciando mi cabello con tanta calma que mi pecho se deshizo en la pena. No. Por favor, no me hagas esto.

—No era mi intención herirte.
—Son estos estúpidos sentimientos que me traicionan —dije con dificultad. Me odié por no controlar el temblor en mi voz, incluso por sentirme mejor al percibir sus dedos en mi cabello. Me regalaba movimientos serenos, me hacía cerrar los ojos y querer dormir. Pero no. No había sido suficiente y eso no me dejaba en paz.
—Solo tienes que saber que esto no ha sido culpa tuya.

¿De quién entonces? Estaba más que segura de que si hubiera hecho las cosas de otra forma ni siquiera estaríamos en esta situación. Kara solo debía de decir aquello para hacerme sentir mejor, pero ya no había vuelta atrás. Por más de que pudiera o no hacer que el dolor se detuviera.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora