15.

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"Estaba atrapada en una pesadilla. Temblando. Aterrada y con miedo. Asustada. Pero mi pesadilla no ocurrió solo una vez."

-Dejame pedir ayuda. Por favor.

Negó con la cabeza otra vez. Lena no tenía fuerzas para hablar, apenas se mantenía en pie y yo empezaba a desesperarme. La había encontrado en el suelo del pasillo a eso de las once de la noche pero desconocía desde hace cuánto que estaba ahí. Maggie dormía en su cuarto pero Lena no me dejó ir a buscarla, las únicas palabras que dijo cuando la ví fueron llévame a mi habitación. Y eso hice, aquí estábamos.
Sus piernas eran lo único al descubierto pero los arañazos y nuevos moretones abundaban por toda su piel. No había sangre visible. Si bien eso borraba parte de la preocupación no dejaba de pensar en el dolor que estaría sintiendo Lena dados los insultos que murmuraba cada tanto.
Llevarla hasta su cama fue tarea difícil. Ya no ocultaba las muecas cada vez que dábamos un paso y mis brazos tenían que presionar todo el sector de su estómago y espalda para que accediera a caminar. Podía llevarla con facilidad en los brazos pero mi cuerpo ni siquiera tenía grandes músculos, por lo que eso pondría en evidencia mi fuerza poco natural.
Lena respiraba con pesadez, gruñía y se lamentaba. Me sorprendió que no se hubiera desmayado aún con tanto dolor. Por mi parte tenía miedo de tocarla de más y hacerla sufrir el doble.

-Tengo que ver si estás herida, Lena.

Sacudió la cabeza y sus ojos me encontraron, tenía la mirada perdida y vacía. Yo estaba mirándola desde el centro de la habitación sin saber qué hacer. Tenía que llamar a alguien, a la policía, a un doctor, a cualquiera, pero Lena se negaba rotundamente. ¿Qué estaba mal conmigo? Lo primero que debería haber hecho era correr en busca de alguien que pudiera ayudarla, lo único que yo hacía era llevarla hasta su cuarto y eso era todo.

Las últimas veinticuatro horas en las que Lena no había vuelto me habían dejado con un sentimiento amargo. Apenas había sido un día y sabía que algo malo ocurría al no encontrarla. Que algo había pasado en consecuencia de mis estúpidas ganas de hacerle compañía. Recordé encontrarla media dormida en el pasillo y mi pecho cerrarse.

Me acerqué hasta sentarme a su lado en la cama, los nervios me comían por dentro y me era imposible mantenerme de pie. No sabía qué hacer con mis manos y las palmas me empezaban a sudar.

-Estás más alterada que yo y eso que a ti no te han hecho nada -dijo con voz neutra y los ojos cerrados. Noté que su frente estaba cubierta por una capa de sudor así que volví a levantarme en busca de algo para limpiarla.
-Te fuiste un día entero y ahora vienes y... Y estás así.

Conseguí un pañuelo azul, la tela era misteriosamente parecida a la del vestido que Lena llevaba ahora, aquel que me había mostrado cuando lo sacó de la maleta. Hice caso omiso al hallazgo y en menos de treinta segundos había ido hasta el baño para mojarlo y volver.
Aparte del vestido, estaba únicamente cubierta por una chaqueta gris oscura, pero no la de siempre. Ésta era mucho más grande y le llegaba a las rodillas, me recordaba a las que tenía mi padre en el armario y jamás usaba.
Me volví a sentar y Lena apoyó su mano en el abdomen, respiró profundo y su mandíbula se tensó. Sin preguntarle coloqué el paño en su frente y las dos nos quedamos inmóviles.
Un par de minutos estuvimos así. Lena parecía disfrutar del toque fresco y yo intentaba alejar las preguntas que se formaban en mi mente, sin éxito.

-¿Tú padre ha hecho esto?
-Sus matones -susurró sin abrir los ojos. Su respiración se había calmado considerablemente.
-¿No hay nadie a quién puedas recurrir? ¿La policía? ¿Tu madre sabe de esto?
-No. -Desconocía a lo que se refería... O quizás era una respuesta a todo, pero ¿qué podía saber yo?
-Conozco personas que podrían detener a tu padre.
-No quiero que se detenga.
-¿Qué?

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora