79. No tan feliz como aparenta.

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Kara.

Uno creería que llevar a tu ex, la mujer que tantas emociones había causado en tu vida, en brazos a las tres de la mañana sería lo peor que podría ocurrir. Que los nervios se multiplicarían y por error se te escaparía de los brazos y verías su trágica muerte desde las alturas. Bueno, no justamente. Pero para mi gran sorpresa no fue para nada así.

Llevar a Lena en mis brazos, sentir su rostro en mi cuello y su respiración pausada era algo tan nuevo como relajante. Había sido testigo de cómo su vida se me escapaba de las manos, como casi no llegaba a tiempo. Pero también había podido salvarla y todas las emociones que me abordaron al volver a escuchar su corazón eran difíciles de explicar. Aún así tampoco quería pensar más en lo que significaban. Lo único que sabía era que Lena estaba a salvado y con vida. Y sin importar qué me iba a asegurar de que siguiera así.

Cuando ya podíamos divisar su casa Lena me pidió que la dejara en uno de los balcones.

—¿No prefieres ir a un hospital? Lena, insisto. Necesitas atención médica.

Lena se apoyó en la barandilla y miró hacia abajo. No sé porqué tuve la impresión de que no quería entrar a la casa.

—Estoy bien —siguió sin verme. La mirada vacía en un punto del jardín me hizo sentir impotente por no ser la persona indicada para confortarla en un momento así. Y por eso mismo no podía quedarme por mucho más. Era Supergirl después de todo, no tenía una excusa para seguir aquí cuando ni siquiera nos habíamos visto antes de esta manera. Pero Lena volvió a hablar cuando mis pies ya no tocaban el suelo—. ¿Puedes... Podrías quedarte un momento?

Su voz suave fue todo lo que necesité para aceptar y acercarme a la barandilla, siempre guardando una distancia prudente de ella. Hice caso omiso del latido apresurado que su pedido me había causado. Su perfil, la mandíbula recta y los ojos perdidos me hicieron recordar momentos más felices.

—Mi madre murió en un accidente aéreo —me lo había contado hace tiempo y no lo había olvidado, por supuesto. Que se abriera conmigo, con Supergirl mejor dicho, con algo tan serio que había marcado su vida y cambiado todo por completo... Era más de lo que esperaba—. Mientras veía el humo salir de esos paneles juro que pensé que era el final. Todas las pesadillas relacionados con el accidente de mi madre regresaron al mismo tiempo y no podía pensar en nada más. Lo peor fue que mientras perdía el conocimiento ya... Ya aceptaba que iba a morir.
—Estabas aturdida.
—Quería morir y debiste dejarme.

Lo dijo de una manera tan simple, fue tan fácil para ella que no pude más que enojarme. Debía de ser la primera vez desde que la conocía que me sentía furiosa con ella.

—¿Y por qué haría eso? ¿Por qué no me dices por qué estabas en un helicóptero a las dos de la mañana?

Una sonrisa repleta de ironía le apareció en el rostro cuando me miró. No me debía ninguna explicación y las dos lo sabíamos. Era Supergirl y era absurdo siquiera que estuviéramos hablando pero no podía no querer saber. Necesitaba una razón.

—Me gustaría más saber cómo me salvaste en plena madrugada. ¿No tienen otros lugares donde estar los superhéroes a esta hora? —algo me dijo que tenía que callarme y no seguirle el hilo a esa conversación. Nada bueno vendría con responderle y decir algo de lo que me arrepentiría.
—Estaba sobrevolando y escuché algo.
—No debiste salvarme.
—Tienes una vida, Lena.
—Y supongo que tú eres quién decide sobre quién vive o no. Cierto tipo de dios, como todo un ángel guardián.

Su mirada no se apartó de mí por un largo rato. Esa dureza en la voz... El cansancio en sus ojos. De verdad había querido morir y yo aún no entendía.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora