53.

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Who's gonna be
the first to say
goodbye?


Era sábado por fin y pese a que había insistido en que no era necesario mi madre y mi hermana habían venido a verme.

Todo había comenzado cuando mencioné que me estaba desmayando más seguido de lo normal. No sé en qué pensaba ya que las vi a las dos en la puerta la mañana siguiente. Claramente, Becca no las acompañaba esta vez.

—¡Mamá! Te dije que no era necesario.
—¿Hay alguien aquí? —preguntó mientras entraba, luego de abrazarme. Negué con la cabeza mientras saludaba a Alex—. Porque tenemos que hablar seriamente de tus poderes.
—Mamá, acabamos de llegar y estoy muriendo de hambre. ¿Podemos comer primero?

Eliza terminó aceptando a regañadientes y dejó su maletín junto al equipaje, yendo a la cocina de inmediato. Alex automáticamente me abordó.

—¿Cómo te sientes?
—Te he dicho que estoy bien. Mamá ya está aquí y...
—Me refiero con respecto a Lena —dijo en voz más baja.

Le había hablado a Alex mediante mensajes sobre lo ocurrido y no negaba que tenerla frente a mi era mucho mejor y en parte me reconfortaba.

—No quiero hablar de eso ahora.
—Kara...
—¿Cómo se encuentra tu novia?
—Umm, Becca... Becca está bien. Dice que lo siente por no poder venir.
—Sí, eso imagino.
—De verdad quiere disculparse por lo que pasó.
—No cabe duda —repliqué con el mismo tono sarcástico, mostrando mi mejor sonrisa.

Cuando terminamos de comer y me pusieron al tanto de cómo siguen las cosas en Midvale fuimos a mi cuarto para un poco de privacidad. Supuse que entre los síntomas que había sentido y debía explicarle a mi madre, también era en parte necesario comentarles que Maggie estaba al tanto de mis poderes.

—Ella... ¿sabe? —murmuró Alex, cruzándose de brazos.
—No tenía idea de que estaba volando ¿okay? Pero se lo tomó bastante bien y...
—Sabes las consecuencias que podría traer eso, Kara.
—Mamá, no es como si pudiera borrarle la memoria. Además Maggie es de confianza, no le dirá a nadie.
—¿Estás segura?
—Totalmente.

Se miraron un instante, mi madre suspiró y abrió su maletín.

—Tengo que hacer algunas pruebas a tu sangre.
—Oh, no, dime que no de nuevo esas agujas.
—Solo es una.

Alex se sentó a mi lado y comencé a incomodarme al ver los guantes. Eliza sacó una única aguja y un pequeño frasquito verde neón para mojar la punta.

—Detesto la kryptonita —musité echando la cabeza en el hombro de mi hermana.
—Ninguna aguja nos servirá si no la usó.
—Aún así la odio.

De todas las cosas en el universo lo que más aborrecía era la kryptonita. No solo me debilitaba y me hacía sentir enferma sino que también hacía que mis poderes literalmente se anularan. No sentía mi fuerza de siempre, ni la habilidad de escuchar o ver a kilómetros, básicamente me sentía en una burbuja dolorosa que no acababa.
De solo ver ese minúsculo frasco quería alejarme.

Sentí el pinchazo y la kryptonita nublarme los sentidos. La aguja no me dolía pero la sustancia verde se metía en mi sistema con tanta facilidad que tuve que apretar los dientes.

—Solo un momento, cariño.

La voz de mi madre se escuchó muy a lo lejos. Notaba los brazos de mi hermana a mi alrededor mucho más fuertes a como los recordaba. Mi mente dejaba de a ratos mi cuerpo, comenzaba a tener sueño y frío. Pensaba en cosas en las que no quería pensar y rostros que no quería ver.

Me estremecí cuando mi madre sacó la aguja y al fin pude respirar. El aire regresó a mis pulmones y me permití recobrar la calma de a poco. Lo siguiente que vi fue la expresión de desconcierto de Maggie al entrar abruptamente en mi habitación.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora