58.

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Lena se alejó hasta su cama y se dejó caer sobre el borde. Por mi parte desconecté el aparato de las luces de neón y corrí las cortinas. La luz no era mucha y el sol ya estaba perdiéndose en el horizonte pero prefería mucho más ese ambiente naranja natural al ficticio azul de minutos antes.

Volví a donde Lena, me arrodillé frente a ella y tomé sus manos. Lloraba en silencio y negaba con la cabeza como en una especie de trance.

—¿Lena? ¿Me puedes oír? —asintió vagamente pero al menos era un comienzo—. ¿Estás bien? Si es por lo de ahí fuera...
—No —dijo rápidamente. Levantó la vista, me observó un momento y siguió con la voz igual de débil que su mirada—. Sé que no pasó nada pero aunque lo fuera yo sería la menos indicada para quejarme.
—No digas eso.
—Es la verdad, Kara. No te merezco a ti. Las cosas que hago, las personas a las que... —volvió a negar, frunciendo el entrecejo—. Solo sé que sería muy hipócrita de mi parte echarte algo como eso en cara.
—Hemos hablado sobre ese tema. No es tu culpa.
—¿De quién sino? Cada vez que me voy se vuelve más difícil no pensar en que estoy engañándote. No fue un buen día, estaba furiosa, estaba molesta. Y vuelvo y te veo a ti y... No fue una escena de celos. No fue eso en absoluto pero siento que... Dios.

Escondió el rostro entre sus manos y la sentí en verdad exasperada. Pero la hice volver a mirarme, junté mis manos con las suyas y las uní en su regazo. En esos ojos verdes y dañados podía haber mucho dolor pero incluso en ese momento podía apreciar la dulzura y amabilidad.

—Puedes decirme.
—Había una clienta, las cosas pasaron... claramente no sentí nada —sabía que decía la verdad. Siempre me esforzaba para que no me molestara y funcionaba casi siempre pero no podía dejar de pensar en otras personas tocándola cuando yo ni siquiera podía—. Pero me sentía enfurecida y al llegar y encontrarte a ti todo se volvió peor porque olvidé los pensamientos racionales. Y olvidé quien era, el dolor que sentía, todo menos la ira. Fue un estúpido error comportarme así y lo siento. No sé qué es lo que me pasa y no mereces algo como esto pero lo siento.
—¿Habrías seguido? Si no te detenía, quiero decir.
—No lo sé, en algún momento me habría dado cuenta de que estaba haciendo las cosas mal —murmuró más calmada—. ¿Cómo te diste cuenta?
—Siempre me miras a los ojos antes de besarme.
—¿Qué?
—Cuando las cosas se ponen, uh..  subidas de tono, me miras un momento a los ojos.

Tal vez nunca habíamos llegado a algo más pero era verdad que Lena se aseguraba siempre de que yo quisiera tanto hacerlo como ella. Por eso esperaba un segundo mi aprobación, nunca con palabras pero una mirada bastaba.

—Perdón.
—¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?
—Debes pensar que soy una imbécil —dijo riendo pero sin diversión alguna—. No lo hemos hecho aún mientras que yo con otras personas... Dios, soy una imbécil.
—No. Eres mi novia. No te atrevas a decir esas cosas de mi novia.

El tono severo de mi voz la hizo levantar una ceja para luego, y gracias a Rao, reír. Su risa era de las más hermosas, sino la única, de todas las que había escuchado jamás. Se acercó un poco, apoyó la frente sobre la mía y sus dedos acariciaron mi mejilla. Sus labios se entreabieron apenas. Cuando habló su voz me pareció la más dulce.

—Tú no sabes cuanto te...
—¡Karaaaaa! ¿¡Rubia, estás aquí!?
—La voy a asesinar —susurré al escuchar a mi amiga fuera. La risa de Lena fue lo único que mantuvo mi calma y no hizo que quisiera salir a correr a Maggie hasta el otro lado del país.

Me besó un par de veces antes de ponernos de pie y respiré hondo, abriendo la puerta y encontrándome con Maggie quien salía de mi cuarto.

—Tendría que haberme dado cuenta de que estabas ahí haciendo cochinadas.
—No te preocupes por nuestras cochinadas, tú siempre las vas a interrumpir —y puse los ojos en blanco. Maggie me sacó la lengua y Lena apareció a mi lado.
—Iré a comprar algo de comer ¿quieres algo?
—Puedo ir yo si quieres —ofrecí, no muy segura de cómo se sentía pero Lena nada más sonrió y negó.
—Necesito caminar un poco.
—Yo quiero una manzana acaramelada.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora