Alex tenía una expresión de desconcierto mientras nos veía desde el marco de la puerta, Maggie, a su lado tenía una ligera sonrisa que imaginé a qué se debería. Becca no se veía por ningún lado pero ya con ellas era suficiente. Las dos estarían imaginando miles de cosas pero ninguna de ellas eran ciertas. Habían venido quince minutos después de que yo despertara y se habían quedado paradas como estatuas acusandome, las dos a su manera de algo que no era verdad. No les podía aclarar que la razón de que Lena estuviera durmiendo abrazada a mi lado era pura y meramente amistosa, no quería despertarla. Así que solo bajé el libro de su mesa de noche que me había puesto a leer y les regalé mi más asesina mirada. Se fueron y seguí con mi lectura pese a que la respiración tranquila de Lena hacía cosquillas en mi hombro.
Había despertado para encontrarme a Lena casi sobre mí y el brazo derecho rodeando mi estómago, no me sentía incómoda para nada y esto ya parecía costumbre pero aún así se sentía extraño. Verla tan calmada y en paz era lo único que quería y ya estaba pensando en maneras para que su padre fuera a la cárcel, pero era tarea difícil. Lena aún no quería decirme la razón del porqué lo hacía y me temía que si comenzaba a indagar le causaría más problemas. Por mucho que quería sacarla de ese ambiente tóxico en el que vivía decidí que iba a esperar, esperar a saber más y conversar el tema con ella.
Un pequeño suspiro escapó de sus labios y la observé. Ahora que la miraba no ayudaba que mi mente imaginara todos los posibles escenarios donde tenía que venderse por las enfermas amenazas de su padre. Contemplé sus labios sin querer, los tenía apenas entreabiertos, ¿cuántos la habrían besado sin realmente desearla más allá de algo sexual? Negué con la cabeza, buscando pensar en algo diferente. Pero no podía. Claro que no podía si cada vez que la veía la rabia me inundaba. Lena no merecía ser usada para tales perversiones, ni ella ni nadie.
Por un impulso ciego acerqué mi mano a su mejilla y acaricié la suave piel. Pasé los dedos por la recta mandíbula hasta su barbilla sintiendo la calidez de su rostro pero me alejé al segundo cuando movió la cabeza unos centímetros. ¿Qué estaba haciendo? Mantuve los puños cerrados por sobre mi estómago, sintiéndome extraña, era una sensación diferente la que me recorría el cuerpo. Una emoción que no podía entender.
Intenté seguir leyendo pero ya no tenía ganas, estaba totalmente distraída por preguntas que no tenían respuestas. Permanecí los siguientes minutos mirando el techo, confundida por tantas cosas, confundida por alguien. Miré sobre Lena y el plato con el sándwich seguía ahí, tenía que comer y ya había dormido bastante. No sabía cuántas horas habían pasado pero no tenía la certeza de que Lena comería después por mucho que me lo asegurara.
Me cuestioné cuál sería la mejor manera de despertarla pero nada se me ocurría. Dormía con tanta serenidad que ya consideraba un crimen perturbarle el sueño pero en algún momento tendría que despertar. Dejé de pensar y me levanté apenas un poco, su brazo seguía en mi estómago cuando apoyé mi codo sobre la almohada y con la otra mano le di ligeras palmadas en el hombro.
—Lena, despierta —dije con la mayor suavidad que encontré. Al principio no se percató pero cuando seguí insistiendo comenzó a removerse en su sitio. Frunció el ceño a la vez que escondía la cara en la almohada. —Hola, dormilona.
—Kara —gruñó volviendo el rostro en mi dirección y abrió los ojos con lentitud. Despacio comenzó a quitar su brazo de mi estómago y el calor de su mano en mi cintura se fue. Los ojos verdes de clavaron en los míos. —¿Cuánto dormí?
—No tengo ni pizca de idea pero imagino que bastante.
—¿Tú has dormido?
—Sí, me siento mucho mejor. Pero con respecto a ti te sugiero que comas antes de que caigas desmayada.
—Eres tú quién estuvo enferma, no yo —dejó la cabeza caer otra vez y cerró los ojos. Más le valía no dormirse otra vez. Sin pensarlo dos veces me incliné por sobre ella en busca del plato al otro lado de la cama, junto a ella. Tenía su cuerpo justo debajo de mí. El corazón me comenzó a latir de manera irregular cuando mi pecho rozó su brazo, al moverse Lena, quedamos una encima de la otra y aunque yo solo me concentrara en agarrar el maldito plato toda la situación me estaba haciendo perder los estribos. Ignorando el calor que sus brazos y sus propios pechos transmitían debajo de mí me estiré más y lo tomé.
Me alejé otra vez hasta mi sitio haciendo de cuenta que nada había pasado. Sentía la mirada de Lena, escudriñándome a tan pocos centímetros. Tragué la bola pesada en mi garganta y le di el plato.
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My Yellow Sun; Supercorp.
FanfictionHan pasado seis años desde que Kara Danvers llegó a la Tierra, después de que su planeta Krypton fuera destruido y ella fuera la última sobreviviente. Todavía está aprendiendo de sus poderes, aún sigue en etapa de controlar sus habilidades pero har...