Cap.29

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Acababa de terminar de escribir el mensaje cuando su cabeza comenzó a replantearse la situación.  Quedarse e intentar conseguir información, cosa que no veía muy probable, o salir corriendo y no mirar atrás. Miró hacia arriba pensando. Nah,la primera era más interesante. Le dio a enviar y cruzó sus piernas mirando hacia delante. La expresión de su cara era seria, y eso la ponía nerviosa. Sabía que no la haría daño, pero le seguía imponiendo igual que años atrás, a pesar de que nunca la haya tratado mal.

— Deberías de estar cumpliendo condena - dijo llanamente - y no creo que tr hayan dejado libre por tu cara bonita.

El hombre levanta una ceja divertido.

— Veo que no estamos con formalidades - dijo cruzando sus piernas.

— No, creo que eso quedó atrás, justo cuando me enteré de como te las gastabas.

— Si esperas que pida perdón no pienso hacerlo - se encogió de hombros y echó el cuerpo hacia delante - pero no creo que hayas venido a echarme en cara todos mis "errores" cometidos.

— No. He venido para saber de una vez por todas la verdad.

Sonrío abiertamente.

— Creo que debería de preocuparte más ahora que tu selección se quede en el equipo mínimamente, que pueda jugar el partido de reelección.

Me levanté y apreté los puños a cada lado de mi cuerpo. Nunca había jugado limpio, no lo iba a hacer ahora.
— Como les hagas daño...

— Creo que no deberías de hablarle así a míster D - dice el clon de Jude.

Me doy la vuelta y le encaro. Es unos centímetros mas alto que yo, pero me da igual.

— Mira fotocopia andante, creo que no sabes con quien estas hablando, ¿no? - me pongo a su altura - porque vuelve a hablarme así y tu existencia en este mundo será un infierno. ¿¡Me has oido!?

El chico traga saliva y se escucha la risa de Ray Dark por detrás.

— Veo que tu carácter no se ha perdido ni un poco pero, menos lobos caperucita - se levanta - no puedes jugar al fútbol, ¿que vas a hacer si no?

Alcé una ceja. No, no se había dado cuenta todavía. En ese momento podría haberle echado como entrenador de Italia con una llamada, incluso podría haberle metido entre rejas si quisiera, pero no lo a hice. No me gusta tener ese poder sobre la gente y nunca suelo utilizarlo, yo solo quiero ser una más.

— Tranquilo - sonreí - algún día volveré y nadie mas podrá interponerse en mi camino.

Caminé hasta la puerta.

— ¿No tienes más preguntas?

— No, creo que ya sé a quien hay que hacérselas.

Ahora, estoy sentada debajo de un gran árbol mirando como pasea la gente ajena a todos los pensamientos bélicos que pasan por mi cabeza ahora mismo. Mi mini yo está preparando la guillotina y se está informando sobre como se quemaba a las brujas en la edad media. Sí, somos unas asesinas en potencia.
Suspiro cuando me doy cuenta de que no he conseguido nada de nada, únicamente llevarme un cabreo del quince.

Creo que más bien a sido satán quien ha hablado por tu boca.

Una persona llama mi atención. Está sentada en el banco de enfrente. Tiene la valentía de llevar una sudadera con capucha cuando hace como unos 38° y juraría que me está mirando. Me levanto intentando aparentar que no me he dado cuenta de su presencia y echo a andar a unas calles a próximas de la zona. En cuanto cruzo una esquina me apoyo en la pared y espero a que el encapuchado aparezca. No tarda más de un minuto cuando se cocha conmigo y da un salto para atrás.

— Espero que no haya andado mucho, no quería agotarte - digo de brazos cruzados.

***
Paolo coge la verja con las dos manos y empieza a zarandearla. Necesita saber que está bien. No se iba a perdonar nunca por haberla dejado con uno de los hombres que casi arruinan su vida. No sabe en realidad cuanto había tenido que en todo ese asunto del accidente, pero sabía que estaba involucrado de algún modo. Si saliera dañada, él... Se moriría.

— Tranquilo, estará bien - dice David poniéndole una mano en el hombro - no sabe quien es, así que no pasará nada.

Quería gritarle que si sabía quién era. Que ese hombre la llevó directa al hospital, que le había hecho la vida imposible. Pero no podía. Así, sin más. Un grito de frustración muere en su garganta y se aleja de la verja pasándose las manos por el pelo. Como no aparezca ahora mismo tira la verja como se llama Paolo Bianchi.

— ¿Estas bien Paolo? - dice una voz muy conocida.

Edgar Partinus viste como lo haría cuando persona de su estándar social. Polo rosa, pantalones más caros que todas las prendas que llevaban los cinco chicos juntos y unas zapatillas que relucen con el sol. El castaño le mira fijamente y coge la botella de agua que tiene en la mano para bebersela casi de un trago.

— Iría está allí metida con el que dicen que es Ray Dark, así que no, no estoy bien - jadea.

Edgar frunce el ceño.

— Pues relajate porque la he visto hace nada debajo de un árbol un poco más para allá - dice señalando por donde ha venido - cuando he ido a saludar se estaba levantando y se ha ido. Espero que no se haya dando cuenta de que estaba allí, porque todavía me debe la botella de vodka que se llevó de la fiesta.

Paolo ya no le escucha y sale corriendo hacia donde el británico a señalado.
Jude se queda parado un momento mientras sus compañeros van detrás de Paolo. Se le ve muy alterado, como si hubiera algo de lo que no se están enterando, ni él, ni nadie.

— Este chico nunca cambiará - dice Edgar - cuando se trata de protegerla le da igual todo.

— Pero no crees que esta... - saber que no estaba con ese hombre le había quitado jn peso de encima.

— ¿Exagerando? - el chico niega con la cabeza - No. Si ahora mismo no tuviera una reunión urgente yo mismo estaría peinando la zona para encontrarla. Cuando la encontréis me llamáis.

El chico se va con prisas y él se queda solo. Algo esconden, algo saben, y él no puede dejar de darle vueltas. Mira una última vez a la mansión. ¿Tendrá algo que ver con Ray Dark?

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He tardado lo sé, pero me he ido de vacaciones y no he podido escribir. OS recomiendo que si queréis pasar frío y ver pingüinos andando por la calla os vallais a Asturias. He dormido con edredón y manta, ahí lo dejo. Bueno, que os guste el capítulo y ya me contareis donde os vais o os habeis ido. Besoooooos.

Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora