Cap. 67

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No ha levantado la vista del banquillo contrario, y a Zoolan Rice parece no importarle en absoluto ser su centro de atención. Es más, puede decir que lo está incluso disfrutando. Su mente enferma le hace querer acaparar todas las miradas, toda la atención del mundo. Crístal incluso ha llegado a pensar que su plan de conquistar el mundo mediante la guerra, es una escusa más para que la gente ponga su atención en él. Se muerde el labio magullado. Llevaba mordiendolo desde hacía ya veinte minutos, el tiempo exacto desde que había aparecido Rice en escena. Aparta la vista del banquillo de una vez por todas y ahora se centra en mirar el miedo que desprende el equipo de Brasil. Le gustaría decir que siente pena por ellos, pero su empatia está apagada y fuera de cobertura.

¿Cómo había conseguido escapar de la policía? Les habían entregado casi todas las pruebas que tenían en su contra. Y digo casi porque ella todavía tiene unas cuantas en su poder, y había hecho bien visto lo visto. ¿Tendría contactos en la policía? Seguro, no le cabe duda. Es más, casi puede asegurar que el torneo se ha celebrado en estas islas por una razón muy obvia. Aquí puede hacer y deshacer a su antojo. Lejos de la CIA, del Fbi, de la interpol... Lejos de cualquier órgano que podría suponer un grave problema para sus planes. Lo que ese hombre no sabe es que estas islas se van a volver en su contra. Esta dentro de una gran ratonera y él todavía no lo sabe.

El árbitro pita con la intención de acaparar la atencíon de todos los presentes. Crístal pone los ojos en blanco y se llena la mano al oído. Podría haber pitado más lejos suyo. Resopla y mira con mala cara al árbitro que se guarda el silbato en el bolsillo con disimulo y vuelve a sacarlo otra vez. Achica los ojos al darse cuenta de que el cordón que cuelga del silbato a cambiado. Ya no es blanco, es rojo.

— Tu... ¿te has fijado en el silbato, Celia?

La chica levanta la vista de su tablet y niega con la cabeza.

— Que va, estaba actualizando la base de datos. ¿Ha pasado algo?

Cristal se encoge de hombros y vuelve a mirar al árbitro. Juraría que el cordón del principio era blanco...

— Da igual, serán imaginaciones mías- aunque no las tiene todas consigo.

— Shhh - chista Silvia - va a comenzar.

En efecto, el partido da comienzo en cuanto el silbato pita de nuevo. Inazuma Japón saca de centro, pero en un abrir y cerrar de ojos Robingo les roba el balón.
Crístal frunce el ceño y apoya los codos en sus rodillas. El chico sigue avanzando a una velocidad de infarto que incluso a los demás jugadores de su propio equipo les sorprende. Ningún jugador del Inazuma Japón puede hacer nada por parar al capitán de Brasil. 
Robingo se para delante de Mark, y con fuerza, chuta directo a la portería. Sin embargo, y para sorpresa de todos, el tiro se desvía hacia arriba haciendo que el balón se salga del campo.
Crístal chasca los dientes y mira a Zoolan Rice con todo el odio que le ha acumulado durante años. Ha vuelto a hacerlo, ha vuelto a realizar experimentos con humanos. Primero el Zeus, después el equipo D, ahora el capitán de la selección brasileña. El ansia de poder y su sangre fría hace a Zoolan Rice un hombre extremadamente peligroso. Se levanta del banquillo con el móvil en la mano. Nunca pensó que tendría que mover ella sus propios hilos. Una luz la deslumbra el ojo cegándola momentáneamente. Intenta localizar de donde viene ese molesto reflejo, hasta que lo localiza al fondo de las gradas. Parpadea varias veces al comprobar la identidad del hombre quien le hace una señal para que se siente y aparente normalidad. Una que no siente en absoluto. Coge aire y lo suelta despacio intentando tranquilizarse. Se obliga a sentarse. Silvia la coge de la mano y la apoya en su regazo. ¿Se habría dado ella también cuenta?

— ¿No habéis notado que Os Reis se comporta de una manera extraña? - la voz de Hurley se escucha en el banquillo - es como si tuvieran miedo de algo.

Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora