Cap. 20

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Bostezo por decimo quinta vez desde que me he levantado, hará aproximadamente unos... cinco minutos. Después de salir a correr me volví a tumbar en la cama y he acabado durmiéndome. Estoy completamente vestida y tengo que bajar a desayunar, pero la pereza es demasiado para mi. Abro la puerta todavía adormilada. Salgo sin mirar, con los ojos casi cerrados y me choco con algo duro.

--- ¿Por qué dejan piedras en medio del pasillo? - sí, por si no os habéis dado cuenta mi cerebro es todavía más estúpido nada más levantarme.

--- Gracias por la parte que me toca - dice la voz de Axel.

Un escalofrío me recorre el cuerpo sin saber muy bien por qué. Siento como si me hubiera olvidado de algo relacionado con él pero no se muy bien el que.

--- ¿Ya estas bien? - dice ladeando al cabeza mientras me inspecciona.

--- ¿Debería de estar mal?

Mi cara de confusión debe de hacerle gracia porque suelta una carcajada y tira de mi hacia las escaleras.

--- Ven, te invito a desayunar - abro la boca intentando protestar - No acepto un no por respuesta, y no pienses que lo vas a pagar tu - pongo morritos ¿cómo sabe lo que iba a decir? Él solo sonríe, maldita sonrisa - Te tengo calada Bloom. Venga vamos.

***

Miro la carta con la boca haciéndome aguas. En serio, ¿cómo es podible que existan estas cosas?

--- ¿Qué queréis? - dice un camarero acercándose.

--- ¿No podemos pedir todo? - digo mirando a Axel con carita de cachorrito.

Él suelta una carcajada.

--- Dos batidos de oreo con nata y sirope de fresa por encima.

Me quedo mirándole al darme cuenta de que eso era lo que yo siempre me pedía cuando salía con él. Un batido de oreo daba igual lo que fuera encima debajo o dentro, yo solo quería mi batido de oreo y con eso era feliz.

--- ¿Sabes acaso si me gusta el oreo? - digo arqueando una ceja.

--- No, no lo sé. Pero las oreo les gusta a todas las personas que conozco y... - ve que no caigo en su engatusamiento y suspira avergonzado - le he preguntado a Mark que es lo que te gusta.

Un cosquilleo se instala en mi estómago, en mi pecho, en mis manos.... En todos lados. Dios, ¿desde cuando tenía esto preparado?

--- Uy Blaze, ¿debo suponer que le gusto? - digo coqueta.

--- Tengo novia, lo recuerdas ¿no?

--- Soy más guapa que ella, es normal que te haya enamorado - digo con aires de grandeza.

--- Muy creida te lo tienes tu - dice son una sonrisa - y no, ella es más guapa.

Pongo cara de ofendida.

--- Has perdido puntos Axel, así conmigo no vas a conseguir nada eh.

Nos quedamos en silencio mirándonos para después romper a reír. Por un momento me olvido de todo y vuelvo a ser la misma que era antes.

--- ¿Sabes? Deberíamos de haber hecho esto hace mucho tiempo.

--- Hace mucho tiempo nos mandábamos miradas furtivas.

--- Ya, pero ¿sabes qué?

--- Que.

--- Que contigo puedo ser yo mismo.

Axel...

***

--- Dime que no es verdad - digo mirando otra vez la tabla.

--- ¿Qué pasa con ellos Iría? - dice Xavier.

--- ¿Qué que pasa? Que tienen a uno de los mejores goleadores de la historia de los europeos, eso es lo que pasa - digo estresándome.

Nuestro primer partido es contra Knights of Queen, Los caballeros de la Reina, la selección de Inglaterra. Mi querido Edgar a pesar de ser todo un caballero fuera del campo, dentro se vuelve en un luchador salvaje. Estamos mal, muy mal.

--- ¿Cuantas posibilidades hay? - dice Jude cruzándose de brazos.

--- Pocas, sobre todo si tira Edgar Partinus.

--- ¿Ese es el capitán no? - dice Mark pensativo.

--- Sí, y no se le puede tomar en broma. Es muy espacialito él - digo con una sonrisa.

--- Hablaras como si le conocieras - dice Jordan

Suelto uan sonrisa enigmática.

--- Puede ser...

--- ¿Entonces es más fuerte que Paolo Bianchi? - dice Mark a lo suyo.

Un escalofrío recorre mi cuerpo con fuerza. Todavía no... Una mano se apoya en mi hombro y sé al instante que es de Shaun. Es el único que conoce toda la verdad.

--- Deberías de ir a verles - dice zarandeándome - no tengas miedo.

--- Ellos comprenderán por qué te has ido - dice Nathan tranquilizándome - aunque nosotros no sepamos el por qué.

Abro la boca. No es eso lo que de verdad me asusta.

--- No, no nos lo cuentes - dice Hurley tapándome la boca - primero habla con ellos y después con nosotros.

Entrecierro los ojos. Están deseosos por saberlo, pero aun así no sueltan prenda.

--- Chicos, iros a comprar un esmoquin, nos vamos de fiesta esta noche.

***

Miro por la ventana del coche que me lleva directamente a la fiesta. No tenía vestido y mi madre, como no, ya había enviado unos cuantos a mi nombre a la isla días antes de que yo llegara, así que he tenido que ir a buscarlos. Sí, yo no puedo ir mal vestida a ningún lado. Llevo un vestido completamente negro y cortito. Es liso, con una abertura en la parte de atrás de escándalo y un lazo en el final de esta. Algo simple y elegante, y muy caro, demasiado. Llevo unos tacones blancos para que resalten con el vestido. La verdad es que no me siento segura, temo que alguien me reconozca. He jugado con ellos, y sobretodo son amigos más que rivales, el que más Edgar. ¿Alguien se dará cuenta de quien soy? El coche se para. Llego como diez minutos tarde, pero bueno siempre me he hecho de rogar. Me bajo del coche, suspiro y miro a la plaza de en medio del lago donde está instalada la fiesta. Bien, si sale mal por lo menos habrá alcohol para ahogar las penas.

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Siguiente capítulo. Este va dedicado a todas las personas que han creído en mi desde el principio y que siguen ahí apoyándome (puedes darte por aludida cocacolavips), y también a los que viene y se quedan, sois como mi segunda familia, elegir un nombre para esta familia tan bella venga jajaja. Muchoos besooooos.



Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora