Cap. 49

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Se pasa las manos por la cara. Deberia de haber vuelto a la cama después de esa, esa... "conversación" que había tenido con Jude en la cocina, pero no, sus piernas habían decidido salir corriendo hacia la playa y darse un baño tranquilo en el mar. Ahora, con unas grandes ojeras surcando el bajo de sus ojos, sale del agua sintiéndose demasiado cansada incluso para pensar en nada. Esa conversación había sido la gota que colmó el vaso para que su delicada mente se bloquease por completo. Casi ya no sabe ni que ha pasado durante ese último año. Su mente está borrando todo con tal de protegerse a sí misma, su mente está haciendo de escudo contra todas esas emociones que la hacen perder el equilibrio. Da un puñetazo a la arena. ¿Quién es ella? ¿Qué mierda hace allí? Con pesadez levanta su cuerpo con los ojos entre cerrados. Se siente como si portará una tonelada de hierro a la espalda. Flexiona sus piernas que siente entumecidas e intenta levantarse. No lo consigue y su culo impacta contra el suelo haciendo que su cabeza rebote como si de un cuerpo inerte se tratase. ¿Quien es? ¿Cómo se llama? ¿Qué hace allí? Con la poca cordura que le queda y sacando fuerzas de donde no las hay se levanta tambaleándose. Nunca la había pasado nada como aquello, nunca se había sentido así de... Vacía. Sí, porque su cabeza se había vaciado por completo sin ninguno explicación que hasta ahora pudiera conocer. Da torpemente dos pasos hacia el edificio que tiene detrás. Seguro que allí la ayudarían.

- ¿Que te pasa Iría? - dice un chico moreno a su lado.

La chica le mira confusa y se aleja de él rápidamente. Un peligris que se encuentra a su lado intenta acercarse pero ella vuelve a imitar su anterior gesto. No quieren que la toquen, no quieren...

- ¿Iría? ¿Qué pasa?

La chica niega con la cabeza repetidas veces y se aleja hasta que se tropieza con sus propios pies. El moreno, con las manos en alto, da un paso hacia ella pero se para cuando ve que su amiga quiere volver a huir.

- No juguemos Crístal, puedes parar ya tu representación - dice sonriendo inseguro hacia ella.

Cuando ve que los ojos de la chica muestran el mismo miedo que hace segundos y que su cuerpo está temblando cada vez más, un interruptor se enciende en su cabeza. Como si algo de pronto hubiera encajado. Como si se estuviera dando cuenta de la realidad.

- ¿Quienes sois?

****

Paolo da vueltas mientras espera en la sala de espera del hopsotal. No sabía nada de la chica, ni mucho menos había conseguido comprender la situación del todo. Tenía sus sospechas de lo que podría haber pasado, ya se lo avisaron pero no creían que podría llegar a pasar. ¿Era él el culpable de que ahora Crístal estuviera así? ¿Era él el culpable de lo mal que estaba pasándolo en ese torneo? Tiene tantas preguntas en la cabeza que es incapaz de contestarlas todas. Se pasa las manos por la cara frustrado y levanta la mirada hacia su ahora nuevo amigo, que abraza a sus piernas asustado.

Después de presenciar ese ataque de pánico por parte de la chica, la habían cogido en volandas y habían parado el primer taxi que se encontraron. Deberían de haber llamado a los entrenadores o incluso a los padres de la rubia, pero en ese momento su cabeza no funcionaba, solo querían llegar al hospital y verificar que la chica ya desfallecida en los brazos del castaño se encontraba bien y su vida no corría peligro. Incluso el taxista piso el acelerador todo lo que pudo y corrió por su cuenta todo el viaje hasta el hospital.

Durante el viaje, la cabeza de Paolo sólo pudo reaccionar ante algo. Si algún médico externo a los de confianza de la familia llegará a ver de quien se trataba en verdad Iría, podrían estar en serios problemas. Así que llamo al médico familiar cuanto pudo, asegurándose de que sería él quien la atenderia de urgencias. Tenían todo controlado al milímetro incluso antes de conocerse los representantes finales de torneo. Pero lo habían caído en una cosa, Crístal.

Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora