Cap.82

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    Cuando abre los ojos sabe que no pueden ser más de las cinco y media de la mañana. No por que sea adivina, si no porque tiene el reloj de la pared del salón justo en frente. Se frota los ojos con la mano izquierda, la única que tiene libre porque la otra está enterrada entre el cuerpo de Shawn y el de Silvia. ¿Qué ha pasado? Unos cuantos trazos de la noche le vienen a la mente como fogonazos. Recuerda que había vuelto de hablar con Axel y que Jude la había secuestrado para que partiera la tarta que le habían preparado por su vuelta. ¿De qué era la tarta? Ah sí, de tres chocolates. Después se enteró de que Paolo la había dejado sola sin dar ninguna explicación y le dolió tanto que se adueñó de una botella de vodka y se la metió a palo seco en el cuerpo. Cosa que le habían prohibido por completo. Genial, ella siempre saltándose las normas. Lo demás lo tiene todo borroso, pero cree que Shawn la estuvo cuidando hasta que acabaron todos dormidos en el sillón.

    Levanta un poco la cabeza y mira como el chico duerme tranquilamente con la cabeza apoyada en uno de esos cojines verdes que nunca le han gustado. Shawn siempre se ha quejado de ellos. Que si eran incómodos, que vaya mierda de color... Pero ahí le ves ahora, apoyado plácidamente en él, sin quejarse. Cómo cambia la cosa  con un poco de alcohol en las venas, ¿no? Intenta sacar el brazo sin despertar a ninguno de los dos. No quiere molestarles en absoluto pero ella necesita salir de ahí antes de que se le ponga morado y acabe haciéndose pis encima. Silvia se remueve y Crístal pone cara poker esperando que no abra los ojos y la mate por despertarla. Parece que solo tiene un mal sueño porque se calma enseguida. Deja salir el aire que estaba conteniendo. Menos mal. Silvia es peor que un monstruo cuando se despierta. 

    Con sumo cuidado, coge las muletas del suelo y corre, o mejor dicho, cojea hasta el baño de abajo. Cuando sale, vuelve a la sala y mira con detenimiento a todos sus compañeros. Parece mentira que esto vaya a acabar en tres días. Dentro de nada tendrá que decidir que camino tomar, y eso es algo que la agobia mucho, porque da igual lo que haga, siempre va a acabar haciendo daño a alguien. Así que ha llegado a la conclusión de que va a hacer lo que a ella le haga feliz. Así de simple. Está cansada de complicaciones, necesita paz y tranquilidad, poder dejar atrás todo lo que ha pasado y empezar su vida desde cero. Da una última mirada a la sala. Axel y Jude están tirados en el suelo abrazados mientras duermen plácidamente. Al dúo cómico se le une Celia, que tiene apoyada la cabeza en la cadera de su hermano. Nathan, Kevin y Xavier duermen apoyados a la pared. Jack sirve como almohada para Willy que a su vez le sirve de almohada a Darren. Al único que no consigue ver es a Caleb, que seguramente se haya subido a su habitación después de asegurarse de que nadie se daba cuenta. Y también...

    Escucha un ruido fuera. Sube un poco la cabeza, para ver si puede ver algo por la ventana, pero le es imposible. Aún sin saber que pasa, sabe quien es el que produce esos golpes. Pone rumbo a la puerta trasera de la casa, intentando no hacer ruido, pero llevándose por delante una silla. Mierda, seguro que ha despertado a alguien.

    Mark para de nuevo la rueda de neumático que viene hacia él. Se seca el sudor de la frente con la manga evitando tocarse los ojos con los guantes. Decir que los tiene negros es poco. Ni si quiera se adivina debajo del polvo su color original. A lo mejor tendría que haber limpiado la rueda más a menudo, aunque está claro que eso a él le importa poco. Lo único que necesita es entrenar más. Se sacude las manos frotándolas unas con otras y se forma una nube de polvo negra. Estornuda una vez. Dos. Tres. Bueno a lo mejor si que tendría que haberla limpiado si no quería que le diera un ataque de alergia.

    Escucha una risa y con los ojos llorosos mira a Crístal que se acerca a él poco a poco. ¿Qué hace a estas horas despierta? Ella puede preguntarse lo mismo de él. Vuelve a estornudar y se quita los guantes para acercarse a ella y ayudarla a entrar en la arena.

Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora