Cap. 66

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Arrastra con sumo cuidado la bolsa. Pesa más de lo que se había imaginado. Una rama se rompe a su paso y el chico se sobresalta. Si se lo hubiera pedido otra persona no habría hecho eso ni loco, es más, hubiera salido huyendo; pero había sido Crístal, así que no podía negarse. No sabiendo lo importante que es para ella. Se para en medio del bosque y toma una bocanada de aire profunda. Le debe una buena. Sigue arrastrando la bolsa negra y grande hasta llegar a la concentración japonesa. Como le pillen es hombre muerto. Literalmente hablando. Mira a la ventana correcta y, con unas piedras de alrededor, llama la atención del inquilino golpeando con estas el cristal. Las cortinas se apartan y unos ojos verdes chocan contra los suyos rojos. El encapuchado traga saliva y se queda prendado de la belleza de su amiga. Es como una diosa. Sale de sus pensamientos con una negación de cabeza y, seguidamente, asiente, no quiere que piense que todo ha salido mal.

Un escalofrío recorre su columna vertebral al ver la sonrisa fría y distante que le dirige. Como si fuera un torturador imaginándose la violenta muerte de su victima. Puede leer un gracias de sus rellenos labios y él da un paso atrás para irse de allí cuanto antes. Su amiga está perdiendo el norte, y no quiere quedarse para verlo.

****

Mueve sus manos con nerviosismo sobre su regazo. Acaban de llegar al estadio donde se jugará la semifinal, y no sabe si está nerviosa por el partido en sí o porque van a jugar contra el equipo de ese hombre. Aprieta los dientes al pensar en el equipo brasileño. Sabe que ellos no tienen la culpa de nada, es más, son victimas de ese hombre, pero cada vez que se nombra al equipo, la cara de Zoolan Rice viene a su mente, atormentándola. Mark aprieta su mano que la tiene entrelazada con la suya.  Siente la tensión de Crístal como si fuera la suya propia. Puede imaginar donde está la cabeza de la chica ahora mismo, y él se siente inútil al no poder apaciguar su dolor. Así que solo se dedica a tenderle la mano cuando puede y estar ahí como si fuera un pilar en el que apoyarse. La chica le muestra una sonrisa de boca cerrada que no le llega a los ojos. Sus manos se separan y bajan del autobús. Miran hacia arriba asombrados por la enormidad del  estadio.

--- Quiero que ganéis este partido, Mark - dice Crístal sin apartar la vista de la edificación.

--- Si, lo ganaremos y así podrás...

--- No, Mark - niega con la cabeza y le sonríe tristemente - quiero que lo ganéis por vosotros. Basta de pensar en mi y piensa en tu equipo.

Crístal le sonríe, esta vez de verdad.

--- Zoolan Rice ya se va a tirar una buena temporada en la cárcel. Incluso podría dejar de ser quien no soy - un pequeño brillo de esperanza cruza sus ojos de forma rápida - ¿Crees que me seguirían aceptando? Les he estado mintiendo todo este tiempo, seguro que me acabarían odiando - baja la cabeza y su pelo rubio cubre su rostro - Seguro que no me lo perdonarían jamás.

Mark traga saliva y pasa su brazo por encima de los hombros.

--- No te van a odiar. Te quieren Crístal, siempre lo han hecho - la acaricia el pelo - confía en mí. Nunca dejariamos. Yo nunca te dejaría.

— ¿Por qué siempre sabes que decir? - pasa el dorso de su mano por su nariz.

Se encoge de hombros.

— Soy tu mejor amigo, es mi deber.

La chica suelta una carcajada y deja que Mark la guíe hasta los vestuarios. Lo hacen en silencio en silencio, porque siempre han sido esa clase de amigos con los que sobran las palabras. Siempre se han entendido con una palabra, con un simple gesto, siempre han sabido que piensan cada uno. Es muy afortunada de tenerle a su lado.

— Mark, lo de ganar iba en serio - se para enfrente de la puerta con el manillar en la mano - quiero que demostréis que os merecéis estar aquí. Además - le mira y sonríe haciendo que sus ojos se achiquen - debes cumplir lo que me dijiste el día que volvimos a vernos.

Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora