Dejame decirte un último te quiero

Especial Navidad

Esta historia es completamente paralela a la historia orginal, por ende no intentéis encontrar sentido con el hilo original porque os va a explotar la cabeza y no quiero ser visitada por la policía. Comenzamos.

La Navidad siempre la había parecido la mejor época del año. Regalos, amigos, familia... Y poder dormir todo lo que no había dormido durante el curso. Por eso ese día se levantó como si le hubieran dicho que la siesta se había vuelto una asignatura y el fútbol un bien sagrado. Su mirada brillaba y su sonrisa no desaparecía. La verdad es que no, sus pelos parecían los de Einstein y no podía sonreír porque no dejaba de bostezar cada vez que daba un paso. ¿Tendría que volver a la cama? Aún asi, a pesar de salir cual zombie en busca de almas a las que devorar, estaba de buen humor, tanto que incluso había mirado a Axel como si fuera un ser insignificante y no como si fuera una especie de diablo al que exterminar. Si, todo iba a salir bien ese día.

— ¿Hoy podemos hacer una fiesta verdad? - Silvia también estaba emocionada se le notaba en como había abierto los ojos de par en par esperando una respuesta afirmativa.

— ¿Una fiesta? ¿Qué tipo de fiesta?

— No se, si quieres como la de Halloween de hace dos años.

Crístal se atragantó con los cereales cuando escuchó hablar de aquel desastre de sangre y gritos que se montó en ese pequeño local. Aunque la fiesta de después no le disgusto para nada. Miro a Axel de reojo y sus miradas se conectaron. Ag, siempre mirándola.

— La verdad es que nos lo pasamos muy bien al final - vuelve Silvia - vosotras os lo perdisteis, pero valió la pena.

Crístal sonrió falsamente apenada y apoyó sus manos en la barbilla.

— Si me dejáis llamar a Paolo y los chicos coraloboro - dijo esperando una aprobación por parte de las otras tres chicas.

— A mi no me importa en absoluto, cuantos más mejor - dijo Cami sonriendo tranquilamente.

— Decidido entonces - Silvia se levantó con su tazón ya terminado - ahora solo falta que Mark...

Una risa unisona se escuchó en el comedor al ver entrar a Mark con un gorro y la barba de Papa Noel. Las chicas se miraron entre ellas.

— No creo que vaya a poner problemas - dijo Crístal mientras volvía a bostezar por milésima vez en el día.

***

Llevaban como una hora metidas en esos almacenes. Celia iba con el espumillon que no la dejaba ver. Silvia seguía intentando elegir que bolas llevarse mientras Cami miraba algún papá Noel gracioso. Mientras tanto Crístal se dedicaba a ver pelotas de gomaespuma. Sí, había decidido que su sentido de la decoración era nulo y por ello se estaba entrene tiendo con esas bolas esponjosas que había encontrado. Al principio, sólo se dedicaba a aplastarlas poniendo caras graciosas, después no pudo aguantar y decidió que sería una buena idea hecharse unos toques en unos almacenes. Casi no prestaba atención a lo que hacía, incluso le daba sin ganas mientras miraba embobada a las luces de colores. Era como una niña pequeña, se entretenía con cualquier cosa. En un despiste el balón salió de su control estrellándose contra el gran árbol de navidad que nos grandes almacenes habían preparado para la ocasion. A cámara lenta, vio como este caía mientras su boca se abría en forma de o y sus cejas se elevaban con gracia. Si, a lo mejor no había sido muy buena idea jugar al fútbol en esos almacenes.

Si es que no te puedes estar quietecita.

Mira no me toques las narices.

Con prisas miro a sus lados intentando encontrar la forma de escapar de esa situación. Se la iba a cargar, se la iba a cargar. Arrugando la nariz estresada, encontró su vía de escape a su derecha. Era un niño pequeño que miraba unas bolas de navidad con sumo cuidado, como si quisiera inspeccionarlas bien antes de comprarlas. Se acercó a él con prisas y llamó su atencion.