Cap.75

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Mark se restriega los ojos con sus manos. Siente como poco a poco estos se van cerrando. Se tambalea y pega un respingo al notar como si su cuerpo cayera al vacío. Un escalofrío le recorre de pies a cabeza al recordar que ese post de Instagram decía que ese síntoma es señal de que su cerebro se está asegurando de que no se muere. Genial, absolutamente genial. Una mano se posa en su hombro y mira a Jude de reojo. Acepta el café que le tiende y da un pequeño sorbo. Debe de admitir que nunca ha probado el café. Su madre dice que con lo inquieto que es él, podría llegar a tener una sobredosis de energía y explotar en cualquier momento. Bueno, realmente se lo decía de pequeño, cuando sus ansias por descubrir cualquier cosa nueva podían con él y, aunque ahora tuviera la certeza de que no explotaría como aseguraba su madre, tampoco se quería arriesgar. Pero esta mañana lo necesita con urgencia si no se quiere caer redondo al suelo y formar algún espectáculo del cuál luego se arrepentiría.

--- Tómatelo despacio, quema - dice Jude antes de que el chico de la banda escupa el café y saque la lengua en busca de alivio - Antes lo digo antes pasa.

Mark pone los ojos en blanco ante su tono burlón. Podría haberle avisado unos segundos antes y se hubiera ahorrado un buen quemazón en la lengua. Jude sonríe pero no le llega a los ojos. Se quita las gafas y las deja en una de las mesas del comedor. Siente las cuencas de sus ojos dormidas por llevar durante tanto tiempo esos anteojos del diablo. Los cierra esperando que el escozor que siente desaparezca, pero es en vano. ¿Qué hora sería? ¿Las seis de la mañana?

Acaban de llegar a la concentración hará como diez minutos. Llevan toda la noche buscando, poniendo patas arriba todas las islas, incluso algunas selecciones como la de Inglaterra y la de Estados Unidos les han ayudado en la búsqueda. Han hablado con más de cien personas, y siempre han recibido la misma respuesta: "No he visto nada" Incluso cuando creyeron que habían encontrado algo, acabó en saco roto. ¿Dónde está Crístal? Esa es la pregunta que se ha estado haciendo durante toda la noche y de la cual todavía no tiene respuesta. Todas las esperanzas han ido cayendo, como un castillo de naipes. Incluso la policía está teniendo problemas para encontrar alguna pista fiable. Ese maldito Zoolan Rice sabe como apañárselas para desaparecer de la faz de la Tierra. Lo malo es que está vez lo ha hecho con Crístal. ¿En qué estaría pensando su amiga al subirse en esa maldita limusina? ¿En que tampoco le pasaría nada esta vez? Si tiene algo que ver con eso, cuando la volviera a ver, se la cargaría él mismo y no se arrepentiría de nada. Siendo más listo que Mark, sopla el líquido marrón antes de beberlo. No le ha gustado el café hasta que ha visto lo necesario que es para mantenerse vivo.

--- ¿Por qué no te acuestas? Deberías dormir un poco - dice Mark sin dejar de mirar por los grandes ventanales del comedor. Estos dan unas buenas vistas a la playa, donde el sol sube demasiado lento en el horizonte.

--- El que debería de acostarse eres tú Mark, yo estoy bien - Jude casi puede sentir como su cuerpo le grita que no es verdad.

--- Si tú lo estas, yo también - aunque no parece muy decidido.

El de la banda observa como las gaviotas bajan al mar en picado para conseguir pescar algo. No puede no comparan a las gaviotas con Zoolan Rice. Siempre al acecho y llevándose a cualquiera por delante. Aprieta los dientes con tanta fuerza que le chirrían. Después del partido contra Os Reis, pensó que todo había acabado al fin. Solo tendrían que concentrarse en ganar la final contra Orpheo y todos volverían a casa para recuperar el tiempo perdido. Se graduaría e iría a la universidad para tediar cualquier carrera que tuviera que ver con el mundo del fútbol. No, mejor aun, se convertiría en entrenador. Y todos esos planes que tiene en su cabeza, los vive con su amiga. Pero ahora... Su imagen en su mente se desvanece. Su cara en la recogida de la orla desparece, en los paseos por la universidad ya no va acompañado, si no solo. Traga saliva fuertemente intentando disipar sus malos pensamientos. No puede pensar en eso ahora.

Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora