Cap.3

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Siempre me preguntaba si me habían olvidado o si pensaban en mi. Me gustaría haber sabido las respuestas hace mucho tiempo. A lo mejor todo hubiera sido mejor. A lo mejor ahora no estaría aquí y no tendría ganas de meterme un tiro a mi misma. Recuerdo los días en los que Mark Evans era el único que coseguía que diera lo mejor de mi, ahora ya no tengo a nadie que me obligue a esforzarme, mínimamnete por seguir viva. Por eso me abandoné a mi misma. No pude seguir aguantando su ausencia, y lo eché todo a perder. A lo mejor ahora, si no hubiera retrocedido, nunca me hubiera perdido. Me dejé llevar por el miedo, y ahora estoy así sin poder ver un balón sin asustarme. Me revuelvo incómoda en la cama. Son la una de la mañana y no puedo conciliar el sueño. Me gustaría poder decir que lo tengo todo bajo control, pero os mentiría. Ahora soy un cascarón vacío. ¿Los demás me seguirán queriendo?
No tengo ni idea de como voy a reaccionar ante los chicos. A lo mejor me desmayo, o me da por ir y preguntarles si me siguen teniendo en su corazón. Estoy perdida entre las sombras de mi vida. ¿Conseguire salir algún día de ellas?

***

Me levanto con la poca energía que me queda y más pierdo si pienso en lo que ayer pasó. Nelly me espera abajo. Según me dijo ayer, hoy se juega un partido para decidir quien entrará en la selección de Japón. Ni si quiera sé quienes están convocados, así que voy a ciegas.

- ¿Cómo te encuentras? – me pregunta el señor Raimon.

Gracias a este hombre conseguí un lugar par alojarme. Unos amigos suyos estaban deseando tener un hijo, pero no podían, así que yo fui su hija adoptiva. La verda es que son unos padres maravillosos a los que quiero mucho.

- Por ahora bien, ya veremos cuando este allí – digo ocupando asiento en la mesa.

- Ya verás como todo saldrá bien. Eres fuerte, si has podido con todo lo que te ha pasado, seguro que podrás con esto.

Sonrío amable. Lo que nadie sabe es que la Crístal de ahroa está llena de inseguridades, que quien sabe, a lo mejor consiguen hacerme mucho más fuerte.

***
- Venga Crístal, sal del coche ya – dice Nelly por cuarta vez.

Yo niego con la cabeza y me aferro más fuerte al asiento. El miedo se ha apoderado de mi y parece que no quiere soltarme.

- ¿Dónde está la Crístal que yo conocía?

- Murío en el accidente.

Suspira.

- Crístal no te voy a dejar sola, si ves que no puedes soportarlo nos vamos, pero no le puedes dar la espalda a la vida. Siempre me lo has dicho a mi y ahora me va a tocar recordártelo, así que levanta el culo del asiento y enfréntate como la Selius que eres.

La miro maravillada y salgo del coche. Es verdad, no puedo darle la espalda a la vida. Me da igual si lo que me depara va a ser bueno o malo, lo afrontaré como siempre he hecho.

Camino al lado de Nelly con una seguridad que no siento, pero en eso consiste ¿no? Aparentar que una está bien aunque por dentro esté muerta de miedo.

- Vas más rigida que un palo de escoba, relájate y déjate llevar – die echando a correr infantilmente.

Sus últimas palabras me recuerdan a la vez que les pedí consejo a las chicas porque estaba echa un lío. Dejate llevar, eso es lo que me dijo Silvia.

- Te echo un carrera – la grito para que me oiga – quien llegue después tiene que invitar a la otra a un helado

- Trato hecho.

Empiezo a acelerar el paso ya que voy por detrás de ella. Consigo alcanzarla rápidamnte y sigo corriendo hacia delante. De pronto, unas cajas que unos encargados estaban cargando caen por las escaleras principales directas hacia mi. A la velocidad que voy cualquiera que no hubiera estado en la selección italiana de fútbol, se hubiera comido las cajas con patatas; por suerte yo si he estado, así que rápidamente las salto consiguiendo esquivarlas. El fútbol italiano se enorgullece de la velocidad de reacción de sus jugadores.

- ¿Estás bien? – pregunta una voz a mi espalda.

Si antes parecía un palo, ahora no sé que seré, pero no puedo tener más tensos los músculos. Me giro como si fuera un robot y encaro al mismísimo Mark Evans que me mira con cara de preocupación. Asiento con la cabeza, rezando para que no me haga su magnífico test de la CIA.

- Ese salto ha sido... Guau nunca había visto nada igual. ¿Juegas al fútbol? ¿Por qué no te unes al Raimno? Seguro que con tu velocidad conseguimos ganas a muchos equipos. ¿Qué me dices? – dice emocionado.

Sonrío tristemnete al ver que el tiempo no ha conseguido cambiar a este chico, pero a mi sí. Ojalá hubiera podido seguir jugando al fútbol con él, ojalá puediera seguir jugando... Sí, ojalá, porque eso no va a ocurrir. Mi expresión se vuelve fría y me doy la vuelta dispuesta a irme de allí antes de que me de la vena sensible y acabe llorándole todo lo que de verdad pasó.

- Lo siento chico, dejé le fútbol hace tiempo – y sin darle tiempo a responder salgo de allí por patas.

Mark observa marchar a la chica tan rara, por un momento había visto una sombra de esperanza en sus ojos, una petición de ayuda silenciosa; pero después su indiferencia le había descolocado. Nelly se acerca a él por detrás.

- Ha sufrido mucho, dala tiempo – dice Nelly atrayendo su atención – Lo que necesita es alguien que le haga abrir los ojos al mundo que se está perdiendo, ¿podrás hacerlo capitán?

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He vuelto. Espero que los Reyes os trajeran muchas cositas. Besoooos.

Dejame decirte un último te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora