Capítulo 8

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- ¡Hay que correr! ¡Se cortó la conexión! – grita Sopphie – ¡Intenté mantenerla, pero no pude!

- Vámonos – dice Rubén mientras nos hace señas para que le sigamos.

Salimos corriendo, yo intento quedarme atrás para asegurarme de que todos lleguemos y nadie se quede atrás. Pero me quedé sorprendido cuando Aleena, quien pensé que sería la más lenta, pasó rápidamente a Sopphie y a Ginebra, iba a la par de Rubén. Sí que está entrenada.

Uno militares nos ven salir corriendo, unos nos miran extrañados, otros se preguntan entre sí a dónde nos dirigimos. Pero solo uno de ellos se atrevió a detenernos, cuando estábamos a punto de llegar a la zona de los Jeeps, pero algo me dice que el hermano de Sopp no quería llevarnos allá.

- ¿Quiénes son y adónde se dirigen? – preguntó un hombre muy alto, deteniendo a Rubén.

- Púdrete – espeta Rubén e intenta pasar por un lado del hombre, este queda extrañado.

- ¡Detenlos, Ashford! – grita alguien a nuestras espaldas y reconocí rápidamente la voz.

El hombre que firma Ashford, nos detiene, bueno detiene a Rubén por el cuello de la camisa. Pero Rubén es rápido, le quita el arma que tiene al costado del pantalón al militar y le da un puntapié en el estómago. El hombre lo libera y se dobla en el suelo, Rubén se adelanta a nosotros y apunta con él a mi tío que viene escoltado de varios guardias que apuntan a todos nosotros.

- Déjanos ir – demanda el hermano de Sopphie.

- Vaya. – dice Edgar sorprendido. – ¿Qué sucedió con la cordialidad y los acentos extranjero? – comenta. – Solo bromeaba. ¡Atrápenlos!

Un par de los guardias que estaban apuntándonos, bajan sus armas y se dirigen hacia nosotros.

- Les ponen un dedo encima y disparo adiestra y siniestra, lo juro. – dice Rubén y parece desesperado.

- ¿En serio? – dice mi tío, con voz de no creérselo. – ¿No que querían salvar a la Tierra y los humanos, eh? Son solo unas farsas, todos ustedes. Jamás serías capaz de disparar y menos a mí teniendo en cuenta lo que podría pasarte.

La ira se sube hasta mi cabeza y decido tomar partido finalmente. Me acerco a Rubén y le arrebato el arma. Está pesada, lo que es bueno porque significa que está cargada, el frío metal hace que me piquen los dedos, hace mucho que no tomo una y amenazo con ella a alguien. Apunto a mi tío y este esboza una sonrisa. – Él no, pero yo sí.

- Vaya. – vuelve a decir mi tío. – Después de todo lo que tu padre y yo hicimos por ti.

- Mi padre era un imbécil drogadicto, toda mi vida quise matarlo por eso. No veo porqué a ti no quiera lo mismo. – digo quitándole el seguro a la pistola, demostrándole así que no le tengo miedo ni a él ni a sus súbditos. De inmediato los guardias que vienen junto a Edgar suben sus armas nuevamente. Pero antes de que disparen, mi tío le hace señas para que bajen las armas. Nole tiene miedo a Aleena o Rubén o Sopphie, pero a mí sí.

- ¿Ginebra? – pregunta Edgar, mirándole con una ceja alzada. Veo por el rabillo del ojo que ella no dice nada, sino que se acerca más a Sopphie y a Aleena que está abrazada de ella. – Bien. – dice alzando ambas manos en señal de paz, pero aun así no bajo mi arma. – La próxima vez que vengan, traigan sus propias armas y una nave más resistente. – dice con una sonrisa, mirando a todos los de nuestro grupo. La rebelión. Luego su mirada se fija en Sopphie, sabe que ella ahora está débil y no podrá hechizarlo como antes. – Y tú un vestido más corto, ¿ok, ternurita? – dice guiñándole un ojo.

Y ganas no me faltaron para disparar, pero siento una mano posarse en mi hombro. Volteo y veo el rostro de Sopphie, sus pupilas están dilatadas y su rostro se ve pálido y cansado. Pero fue el suficiente estímulo como para bajar el arma, dejarla en mi pantalón por si algo pasa. ¿Habrá usado coerción conmigo?

Revolution - Descendientes de Steven Universe #3 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora