Capitulo 43

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SOPPHIE POV'S

Me despierto de golpe. Siento las gotas de sudor recorrer mi frente, intento acoplarme a la oscuridad, cual gato en
la noche, pero soy humana, no veo es absolutamente nada. Más oigo cosas, respiraciones y… miedo.

El último recuerdo de lo sucedido invade mi mente y rápidamente me desespero al pensar que pudo haberle ocurrido algo a Emma. ¿Dónde estará? ¿Qué le habrá pasado? ¿Estará atrapada como yo? ¿O le habrá hecho algo peor a ella?

Intento levantarme, moverme, hacer algo para calmar mi desesperación. Más cuando me levanto siento algo de peso en mis extremidades. Miro mis brazos y, a pesar de la oscuridad, logro notar unas cadenas atadas a mis brazos y otra diferente en mis piernas, aunque al final ambas se juntan y forman una sola. El sonido de mis cadenas parece alertar a alguien.

- ¿Sopphie? – pregunta una voz femenina. - ¿Estás ahí?

- ¡Emma! – grité agradecida. – Oh, gracias a Dios que estás ahí. Pensé que estaba sola.

- No lo estás, aquí estoy. – dice y escucho sonidos de cadenas similares a las mías. Oh, no puede ser. Ella también está encadenada. Intento acercarme al lugar de donde provenía su voz, para cuando doy dos pasos, las cadenas me halan a mi lugar. No son muy largas, pero son lo suficiente como para caminar un poco y estirarme.

- ¿Estás bien? – pregunté halando levemente de mis restricciones para poder escuchar su voz mejor, la verdad, se oye un poco lejana.

- ¿Y tú? – pregunta Emma, obviamente queriendo ignorar mi pregunta.

- Bien, creo. – murmuré. – No logro ver mucho.

Pero como si me hubiesen escuchado, un gran faro de luz se enciende e ilumina hacia mí, soy obligada a cerrar los ojos, no solo por lo fuerte que es, sino también para poder
acostumbrarme a la luz, y luego el faro ilumina hacia adelante, hacia Emma, quien está sentada, con sus restricciones al igual que yo, pero, por lo que puedo ver y deducir, se encuentra bien, sin heridas graves o al menos en peligro. Luego la luz regresa hacia mí.

- Eso podemos solucionarlo, majestad. – murmura una voz. Edward.

- ¿Dónde estás? – gruño.

- En un lugar remoto de tu cabeza. – murmura Edward. Joder, me está haciendo coacción mental.

- ¿Emma, puedes oírlo? – le pregunto, con el ceño fruncido.

- Por supuesto. – murmura esta en respuesta, algo extrañada.

- Qué inocencia. – murmura Edward. - ¿Se siente cómoda, Señora Blanca? Espero que este lugar sea de su agrado, pues déjeme decirle que tal vez este puede ser su hogar por el resto de su vida, o lo que queda de ella.

Un sentimiento de cólera inundó mi sistema nervioso e hizo mi cuerpo temblar de pies a cabeza, por lo que yo misma me obligué a respirar profundo. Cosa que, déjame decirte,
querido lector, no funcionó en absolutamente NADA.

- ¿Qué has hecho? ¡¿Por qué nos encierras aquí?! – grité.

- Para que tuvieses una semejanza más con Diamante Blanco. – responde con simplicidad. -¿No crees que si tienes más semejanzas con ella podrías gobernar mucho mejor, todos te tomarían más en serio, incluso Garnet, podría tenerte más respeto?

- No es respeto si esta es la forma de ganarla según tú. – musité enojada.

- ¿Y según tú esta es la forma de ganarse el respeto? – pregunta Edward. – Sin duda que hace conjeturas muy erróneas y ajenas a la realidad, señorita Blanca. – de pronto, entre la oscuridad, puedo ir como alguien cae, como si hubiese caído de pie desde una altura considerable de unos dos metros o algo así. O tal vez es el eco que lo amplifica. Delante de mí, Edward con su fabulosa sonrisa y su traje “elegante”, camina calmadamente hacia mí, que estoy completamente opuesta a él. Mal día para llevar un vestido tan largo que llega a los pies, que ahora, no es tan blanco. – Hay dos tipos de personas en este mundo: los que se dejan llevar por la tempestad y los que salen de ella. La forma de ganar el respeto estando aquí, no es en estarlo aquí, es en como saldrás. Si sales viva, te mereces un gran respeto por burlar, no solo las pesadas cadenas que tienes, sino también ser leal a las personas que quieres y te quieren. – señala hacia alguna parte de donde sea que estemos, por lo que supongo que se está refiriendo a Emma. – Si sales viva y no logras salvar más que a ti, te mereces respeto, pero todos de inmediato te marcarán como hipócrita y desagradecida. Si mueres, te verás débil ante todos; lo único que dirá en tu lápida será no más que 'servicio eterno' y 'lealtad', nada de las obras que hiciste, nada de los años que lideraste con éxito, aunque tal vez este no se cuente.

- ¿Estás haciendo esto para que yo luche y gane respeto? – pregunto descolada por todo lo que me acaba de decir.

- No, solo hago esto porque soy masoquista y adoro verte sufrir. – dice con una sonrisa, de inmediato se me hela la sangre. – Solo te digo esto es porque, por más que adore verte
atada con un vestido rasgado que cada vez se te ven más las piernas, soy un ser humano también. Cometo errores, pero aprendo de ellos. Sería imperdonable que no te diera al menos una oportunidad de sacar un provecho de esto, tampoco quiero ser el malvado de la película. Pero la idea tampoco es dejártelo muy fácil, que si una llave aquí escondida o que se me caiga por accidente y tengas las piernas tan largar que logres agarrarla y liberarte fácilmente. Solo quiero mostrarte que eres fuerte y puedes con esto.

Mi boca se seca y no sé qué respondes. Solo quiero echarme a llorar y comer Nutella.

- ¿Me has oído y comprendido? – preguntó Edward chasqueando sus dedos frente a mí. Yo solo logro asentir. – me da una última sonrisa y se va.

Quedo un shock por un momento. Me dejó caer lentamente por la pared, sintiendo mi vestido ensuciarse y rasgarse, pero ya no me importa. Para cuando estoy sentada en el suelo, cierro los ojos y dejo mi cabeza sobre la pared. Esto va a ser más difícil de lo que creí.

- ¿Estás bien, Sopphie? – pregunta Emma.

No.

- Sí. – digo con una sonrisa. Mentirosa.
– Solo es que… tengo algo de sueño.

- Deberías descansar. – dice Emma. – Yo pensaré un modo de salir de aquí.

- Deberías tú descansar. – le riño también. – Bueno, las dos deberíamos descansar. Aparentemente no vamos a salir de aquí en un largo rato. Al menos no hasta que algunas de las dos se nos ocurra un plan.

- Intentaré pensar en algo. – murmura Emma, de pronto la luz del faro se apagó, bueno no, pareció más bien dejar su intensidad y alumbrar poco, y envés de apuntarme a mí, lo hacía hacia una parte remota de la habitación.

- Yo… lo lamento mucho. – murmuro, pero no recibo respuesta. – Lo lamento mucho. No debí haberte traído, debí… haberte dejado en la nave con los niños.

- Sopphie, si me hubieses dejado en la nave estuvieras ahora sola, aquí, encerrada. – dice Emma.

- No me importa. – murmuro. – Apenas acabas de despertar de estar seis años muerta, yo –trago en grueso – Debí ser más considerada y dejarte descansar.

- No digas eso. – murmura Emma.

- ¿Sabes? Aún sigo sin comprender cómo es que pudiste volver, así sin más. – digo riendo, aunque la verdad se escuchó más como un lloriqueo. – He estado practicando como salvar
gemas y resulta que ni lo necesitabas. Yo… - pero ya las palabras no me salen, tengo un nudo en la garganta y las lágrimas avecinarse.

- No lo sé. – respondió Emma. – No recuerdo mucho de lo que ocurrió antes de “morir” como dices, pero yo no morí. Solo recuerdo que te sané y por primera vez tuve esperanzas de
que te sanaras de verdad, tuve esperanzas de que dejaras de ser corrupta, pero luego… me desmayé y no recuerdo más nada. Hasta que… los escuché en la nave y sentí que me
necesitaban y pues… tomé mi forma y los vi. No recuerdo más nada.

- Garnet me va a odiar o me va amar tanto que causará que me dé un paro cardiaco y muera. – murmuré llevando mi cabello hacia atrás. El calor era, pues, fuerte.

- Créeme, no morirás antes que yo. – bromea Emma, pero la broma no me cayó exactamente bien. Yo simplemente suspiré. – Me refiero a que, no nos dejarán morir, si es que alguien a parte de Garnet sabe que regresé. No serían tan desconsiderados.

- Es que no tienes idea. – murmuro. – He hechos cosas horribles, acabé con las alianzas de Gomorra, creé como enemigos a la Tierra y ahora, los metí a todos en este lío.

- Deja de culparte. – murmura Emma. – No deberías.

- ¡¿Qué diablos?! – exclamé - ¡¿Ni siquiera sé mi propio nombre completo?!

- ¿Sopphie Kitane? – preguntó Emma. - ¿Sopphie Red? ¿O Blue por Eric?

Suspiré rendida. – Solo Sopphie…

Pero después de eso, no recuerdo más nada….

Revolution - Descendientes de Steven Universe #3 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora