Capitulo 38

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Corría por los pasillos apresuradamente, tenía que
asegurarme parecer normal, que nadie sospechara, pero ¡al diablo con eso! Esta era mi oportunidad de poder ir también y recuperar la gema de Emma. Garnet no estaba, mi nave no
fue la usada y yo sabía cómo hacerla ir más rápido. Corrí hasta mi habitación y en un bolso guardé lo que creí necesario, como un desfibrilador y un arma, y, claro, las llaves de la nave y el telecomunicador que me había dado Rubén.

Guardé las cosas en un pequeño morral y luego me dispuse a ir hacia el garaje, pero recordé que el camino más cerca del garaje estaba abarrotado de gemas, todas me verían y alertarían a Garnet o Ben quizás. Así que no me quedó de otra que irme por el otro camino, uno un poco más largo, pero que no evitaba solo por ese motivo.

En él fue donde Edward primero me había robado el cofre donde se ocultaba Emma y después me secuestró, por lo que la ventana que él había roto con su nave seguía sin ser reparada, pero había sido cubierta con una capa de vidrio para evitar que alguien volara por él. Llegué allí y me di cuenta que tampoco tenía luz, no me sorprendía, desde que pasó lo que pasó nadie ha querido entrar aquí.

Pasé lento por el camino, tenía miedo de tropezar con el suelo roto. No quería herirme, no ahora. Así que pasé lo más precavida posible. Miré el vidrio roto, se podía ver el espacio
exterior a través del cristal, pero en el resto de la pared estaba oscuro. Cuando miré al frente no me faltaba casi nada para llegar al pasillo iluminado, pero igual desierto. Así que corrí, y no di ni cuatro pasos cuando tropecé.

Efectivamente no era mi día. Pero ya qué. Estaba a casi nada salvar a Emma. Así que me levanté y continué hacia el siguiente pasillo, cuando llegué por él corrí como si mi vida
dependiera de ello, hasta que unos cuantos pasillos después,ya había llegado al garaje, ya no tan lleno. No había nadie.

¡Qué bien! Llegué dando grandes zancadas a mi nave en forma de diamante aplastado. Cuando busqué la llave en mi bolsillo, me di cuenta que mi mano temblaba. Tranquilízate,
Sopphie. Todo saldrá bien. Preparé la llave y justo cuando la iba a meter, alguien se interrumpió en m camino.

- ¿Qué piensas qué haces?

- ¿Aleena? – pregunté en shock. ¿Pero qué? - ¿Qué estás haciendo aquí? – y luego me di cuenta que no estaba sola, Sebastián estaba a su lado, y del otro, no faltaban, los mellizos. Y todos me bloqueaban el paso de la puerta.

- Evitando que cometas una estupidez. – contesta Alee.

- Aleena, si tu padre te mandó a hacer esto, déjame decirte que él está loco. – digo alterada. Esto era lo que Rubén le decía a Al que yo no escuchaba.

- Rubén no tiene nada que ver. – dice con las mejillas sonrojadas.

- No queremos que vayas sola. – dice esta vez Sebastián.

- Sí, mami. – concuerda Sammie.

- ¿Por qué Jay pudo ir y nosotros no? – se queja ahora Ethan.

Casi me río.

- ¿Eso es todo? – pregunté,confundida. - ¿Quieren ir?

- Parecerá tonto. Pero sí, queremos ir. – dice Alee. – Pero que Rubén no se dé cuenta, él me dijo que evitara que cometieras una estupidez como esta. Estoy pasando por encima de su prioridad, espero que valga la pena.

Y como si fuese lo más normal, Alee me quita las llaves de mis manos y abre la nave con ella, mientras todos entra gritando y alentándose entre sí. Yo simplemente suspiro mientras niego y entro detrás de todos ellos.

Me siento en el asiento del piloto y a mi lado Aleena, quien de inmediato pone la canción de Adam Jensen “Drugs”, ignorando la mala mirada que le doy, en el asiento del copiloto. Sacamos la nave del garaje y pongo en marcha el motor.

Revolution - Descendientes de Steven Universe #3 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora