Revolution - Descendientes de Steven Universe #3 [Terminada]

Capitulo 55

Mientras Rubén me ayudaba a caminar de camino a la nave, no puedo evitar no parar de pensar en Edward, en cómo sus ojos perdían la vida y su cuerpo se desplomaba hacia atrás de golpe.

Pero también se me venía a la mente como mataba a Rubén y todo pensamiento de culpabilidad
y de que no debí matarlo se esfuma, bueno en realidad desaparece solo un poco, poquito poquito. ¿Qué hubiese pasado si Diamante Blanco me hace caso y no hubiera revivido a Rubén?
¿Los chicos se quedarían sin padre? ¿Y el nuevo bebé ni siquiera lo hubiera conocido? ¿Y yo tendría motivo para volver a amar? No, eso es inaceptable.

Cuando pisamos el campo donde se hizo la batalla, puedo ver como hay gemas aún en el suelo, algunas de nuestro bando, algunas del otro, pero pequeños fragmentos de gemas de todos modos, pequeños fragmentos que truenan bajo mis zapatos blancos y llenan mis ojos de lágrimas. Un pequeño círculo de una mancha roja que me revuelve el estómago, está en todo el medio del campo, lo que me hace pensar que o Vonnie, o Earle o Joiseph está peor de lo que pensé, es demasiada sangre para que alguien la pierda.

Más allá de todo eso, hay un montículo de pequeñas arañitas negras en una aislada parte del
lugar, algunas gemas de nuestro bando las revisan y se niegan entre sí, luego agarran otra y hacen lo mismo, creo que verificando que ya están desmanteladas.

- No logramos apagarlas todas, el control fue destruido antes. Pero gracias a algún milagro – que obviamente fue lo que hizo Diamante Blanco, aunque ellos jamás se enterarán – todos los microchips se cayeron de las que quedaban al mismo tiempo, haciendo que las gemas Gomorras no recordaran todo lo que acaba de pasar ni lo que sucedió antes de eso. – dice Ben. – Lo malo es que Edward destruyó el control… antes de que pudiéramos usarlo en ti.

Trago en grueso.

- Eso no importa. – murmuro, sintiendo el brazo tenso de Rubén alrededor de mi cintura. – Aprenderé a controlarlo.

Ni yo misma me la creía… y por la cara de Ben creo que él tampoco.

Para cuando avanzamos y ya estamos a apenas unos metros, unos pequeños griticos salen desde la nave, y cuando miro hacia al frente, veo que Aleena y los mellizos vienen corriendo hacia mí con lágrimas en los ojos y los brazos abiertos, no puedo resistir mucho antes de dejarme caer y recibirlos a todos con los brazos abiertos. Sebastián, que venía a mi lado, también se une de todas maneras en el abrazo.

- Mami, Joiseph está mal. – dice Aleena separándose.

- ¿Joiseph? – soy incapaz de creérmelo.

- La tía Gabi intentó salvarlo, pero está muy mal. – murmura – No quiero que muera.

- Él no morirá, te lo prometo. – digo dejándole un beso en la frente. – Vamos a verlos.

Cuando entro en la nave, todas las gemas que están adentro voltean a mirarme de arriba abajo y luego miran a Rubén a mi lado, con su camiseta llena de sangre y un tanto quemada, parecen que han visto un fantasma. Será que…

- ¡Sopphie! – grita alguien detrás de mí, cuando volteo, Gabi viene corriendo hacia mí, y, siquiera antes de abrazarme, toma mis manos y me mira con ojos suplicantes. – Tienes
que salvarlo. A Joiseph. Está muriendo y no puedo hacer nada.

- ¿Dónde están? – pregunto - ¿Dónde están todos?

- Ven, por aquí. – dice Gabi, guiándome.

Me guía a través de todo el salón, pasando por entre las gemas, hasta que llegamos a una de las habitaciones, en donde están Emma y Garnet de pie observando varias camas, cuando volteo a verlas también, en ellas están tres cuerpos, llenos de sangre o simplemente cubiertos con una manta que también está llena de sangre.