Capitulo 54

39 6 1
                                    

- Sopphie… Sopphie, por favor… - oía una voz ahogada, pero no lograba reconocer de quien era, solo escuchaba mi nombre salir de su boca como si fuese un ruego. – Por favor, no nos hagas esto. Por favor, Sopphie, vuelve…

Intenté abrir mis ojos, poder mirar quien lo decía, quien me llamaba tan
desesperadamente, pero no podía abrir más que uno solo de mis ojos, que era mucho menos esfuerzo que intentar abrir los dos. Veía todo borroso, pero logré diferenciar ropa
quemada, malgastada y con sangre. Casi de inmediato creí reconocer a Ben, pero claro, aún tenía mis dudas. Su voz seguía repitiendo una y otra vez mi nombre, por lo que moví
un poco mi cabeza e intenté oír con más atención. Pero no, solo logré diferenciar una voz grave, pero ahogada con las lágrimas era casi imposible para mi mareada cabeza
reconocer a una persona certera.

La persona que me cargaba me arrulló más cerca de su cuello y hundía su nariz en mi cabello. Creí recordar alguien que hacía mucho ese gesto, pero es imposible que fuese él.
Por lo que lo descarté de inmediato.

Aprovechando la posición de mi cabeza, volví a abrir uno de mis ojos y vi una mejilla llena de lágrimas y algo tensa, quise levantar mi mano y tocarla para que la persona que me
tenía agarrada, pero sentía todas mis fuerzas desvanecidas. Pero cuando me apretó más a él, y un sonido de dolor salió de mi boca por lo fuerte que me abrazaba, la persona subió
los ojos hacia a mí y casi volvía a desmayarme cuando vi a la persona que me sostenía.

- ¿Rubén?

- Oh, Dios mío. – exclamó Rubén. Pero ahora estaba diferente, su cabello tenía un tono más claro, pero seguía siendo el mismo castaño que amo, su tez ahora más pálida, pero aún bronceada, y sus ojos, oh sus ojos, de color ahora avellana. ¡Era toda una locura! Estaba vivo y cambiado. – No puede ser… te vi morir.

- Y yo a ti desvanecerte y casi vuelvo a morir. – dijo Rubén para luego tragar en grueso. – Yo… no sé qué fuera de mí si en serio hubieses muerto.

- No entiendo. – murmuré, cuando sentí los dedos de Rubén acariciar mis mojadas mejillas, quitando a su paso las lágrimas que quien sabe cuándo empecé a derramar. – Le pedí a
Diamante Blanco que salvara a las gemas Gomorras y te revive a ti.

- ¿Qué? – pregunta Rubén con el ceño. – Pensé que me escogerías a mí. – dice haciendo un puchero. Y después de eso no sé de dónde saco las fuerzas pero me lanzo a sus brazos y Rubén me atrapa, arrullándome en su regazo, mientras mis lágrimas comienzan a empapar su cuello, cabello y ropa.

- Yo aún no puedo creer que sigas vivo. – murmuré sobre su cuello.

- No lo estaba. – murmura, yo me separo un poco para poder oír la historia. – Recuerdo cuando me apuñalaron, y déjame agregar que compadezco todas las veces que Joiseph te apuñaló, luego todo después de eso era luz infinita, intentaba ir a algún lado, pero no
llegaba a ningún sitio, hasta que una mujer de blanco me encontró y me dijo que había cosas por las que merecía vivir y después desperté y lo primero que vi fue a ti, tirada en el
suelo, no tenía idea de si tenías o no vida y yo… no lo soporté y creo que te lastimé más.

- Estoy bien. – dije sobre su cuello. – Estoy mucho mejor ahora.

Duramos un rato, minutos o tal vez horas, así abrazados. No tenía idea de si tenía que decirle algo, o si tenía que esperar que él solo fuese temporal y esto era una despedida. Lo único que sabía era que quería estar junto a él, así que me dediqué a abrazarlo mientras Rubén me acariciaba el cabello y me arrullaba en su regazo, como siempre suele hacer para hacerme sentir mejor.

- Ahora se supone que debo tratarte como si fuese a perderte dentro del próximo minuto. – dije, pero en realidad pareció una pregunta.

- No, claro que no. – niega Rubén. – Ya yo no me voy a ningún lado.

- ¿Y qué hay de Edward? – tragué en grueso. – Lo maté.

- Eso ya no me importa. – lleva todo mi cabello hacia atrás. – Él ya no pertenece a este mundo.

De pronto, unas voces y unos pasos lejanos llamaron mi atención. Eran los chicos, reconocí rápidamente la voz de Ben y Sebastián, que provenían de alguna parte no muy lejos de este laberinto. Rubén y yo miramos al mismo tiempo por detrás de su hombro, y vemos que los chicos ya nos han encontrado y vienen corriendo hacia nosotros.

- ¿Sabes? – dice Rubén volteándose nuevamente con una pequeña sonrisa ladeada en sus labios. – Creo que deberíamos mantenerlo en secreto.

- ¿El qué? – pregunto, acariciando su mejilla y bajando, raspándome los dedos con su barba de unos tres días.

- El hecho de que “morí”. – mi cuerpo tiembla de solo escucharlo. – Deberíamos mantenerlo en secreto. No creo que sea necesario que ellos lo sepan.

- Pero tus ojos cambiaron de color. – me quejo. – Al igual que tu cabello.

- ¿Qué? – pregunta Rubén, algo alterado. - ¿Cambiaron?

- No mucho. – le tranquilizo. – Pero si te detallan se darán cuenta.

- Simplemente decimos que ahora uso lentes de contactos. – río un poco. - ¿Me ayudarás a mantenerlo en secreto?

¿Será esta hora de decírselo?, pensé

- Solo si tú me ayudas a mantener en secreto que… - me muerdo el labio. – Estoy embarazada.

Rubén ríe por una cuestión de segundo, hasta que su gesto se vuelve serio y su boca cae casi que al suelo. Supongo que debí esperarme una reacción como esa.

- ¿Me estás diciendo qué…?

Pero le callo antes de que continúe, al ver que ya los chicos están a nuestro lado. Ben rápidamente se detiene en el cuerpo de Edward y se inclina para ver si aún tiene pulso. Oh, pero claro que debe tener, las tres balas perdidas en su cuerpo no deben impedir el flujo de oxigeno o sangre, ¿verdad?

Te amo, sarcasmo.

Sebastián, que venía corriendo y por ello llegó segundos antes que Ben, se inclina frente a mí y me abraza con lágrimas en los ojos, sollozando un poco.

- ¿Qué ocurre? – pregunto al ver su camiseta llena de sangre. - ¿Qué estabas haciendo? ¿Estás herido?

- No es mia. – murmura Sebastián. – La tía Vonnie, el tío Earle y el tío Joiseph están muy graves, mamá.

Asustada, miro a Rubén buscando un poco de consuelo en su mirada, pero él luce tan asustado como yo.

- Debemos regresar. – dice Ben mientras se reincorpora de juguetear con el cuerpo de Edward. Rubén me ayuda a levantar, pero aún así me apoya en él para caminar, aunque
sinceramente creo que es él quien necesita más ayuda para caminar. Aunque supongo que si Diamante Blanco lo resucitó es porque también lo sanó, ¿no? – Sebastián tiene razón; Earle, Vonnie y Joiseph están graves, necesitan tu ayuda.

- ¿Y qué sucedió con la guerra? – pregunté. - ¿Emma y Garnet?

- Ellas están bien, lograron convencer a las gemas Gomorras abstenerse de luchar y accedieron a una reunión para llegar a un acuerdo. – respondió Ben. – No hay muertos, aunque sí hay gemas destruidas y heridos. Creo que deberíamos volver.

- ¿Y qué sucederá con el cuerpo de Edward? – preguntó Rubén, su mano en mi cintura por un momento me apretó fuertemente.

- Lo vendré a buscar más tarde. – dice Ben restándole importancia. – Vámonos.

Revolution - Descendientes de Steven Universe #3 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora