Capítulo 15

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Sopphie y yo vamos caminando por los pasillos, no sé a dónde nos dirigimos, pero yo simplemente la sigo. Ya cruzamos el centro de la instalación, cruzamos por el comedor, pero Sopphie siguió más allá, por la otra puerta opuesta a la de la cocina, y más pasillos y puertas cerradas se extienden.

- ¿A dónde vamos? – me atreví a preguntar.

- Vamos a mi habitación. – murmura y sus mejillas se coloran. – Tengo que darte algo.

Guardo silencio. No sé cómo es esto de ser guardián, pero no se ve muy emocionante, se ve más bien ajetreante. Cuando de pronto, una gran doble puerta de unos diez metros de alto, sin exagerar, se extiende al final de la habitación, Sopphie parece prestar atención a las demás habitaciones antes de llegar a esa. Una, dos, tres, cuatro puertas están antes de esta repartidas a lo largo del pasillo, tienen gran diferencia de espacio, por lo que deduzco que son grandes. Si son cuatro probablemente sean las habitaciones de los niños, pero decido no cuestionar. Finalmente llegamos a la última habitación, esta tiene panel, pero no teclas, Sopphie deja su mano en ella, luego logra abrir una de las puertas.

- Nadie aparte de Garnet y yo hemos entrado aquí. – murmura mientras entra y yo después de ella. – Así que no quiero que comentes de nadie sobre esto, ¿okey? – yo asiento sin comprender. Sopphie aplaude y las luces se encienden, en la habitación podría caber toda una mansión, aunque esta no está muy llena, solo hay una elevación algo alta, unos 5 metros, que ocupa la mayor parte de la habitación, con una escalera para subirse a ella, con una gran cama, una ventana donde se puede ver el espacio exterior encima, varias puertas en los costados delatan que es más grande aún la habitación, supongo que alguna de esas puertas es un baño y probablemente un closet. Sopphie se pierde en una de las puertas, no la cierra pero está oscura así que no puedo saber qué está haciendo. Cuando menos me doy cuenta mis pies ya se están moviendo hacia la pequeña la escalera que da hacia la elevación, me doy cuenta que encima de esta elevación hay, aparte de la cama, una mesita de noche al lado de la cama y dos cómodas, cuando subo lo primero que hago es tocar la cama, suave,luego volteo y puedo ver toda la habitación desde donde estoy, miro hacia arriba y se ven unas figuras en el techo, son personajes, algunos blancos, otros amarillos, rosas, azules y verdes, pero hay unos en grises, no entiendo muy bien pero parece que relata una historia. Recorro toda la tarima y cuando me voy hacia un lado, veo un pequeño cofre encima de una de las cómodas, lo agarro y veo que no es muy pesado. Unos cinco kilos, hecha de madera y con el símbolo de las cuatro diamantes grabada en la tapa.

- ¡¿Qué haces con eso?! – grita Sopphie a lo lejos. La miro estar algo lejos de mí, pero su grito llegó claro. Se ve enojada.

- La conseguí aquíy pensé que era lo que estabas buscando. – murmuro. Sopphie suspira, mueve su mano y la caja es arrebatada de mis manos. ¿Cuántos poderes tiene esta mujer? La caja termina volando de mis manos y termina en las suyas a la velocidad de la luz. La abre un momento, parece asegurarse que todo sigue en ella, luego se devuelve hacia la puerta que abrió hace segundos, la deja en alguna parte y la vuelve a cerrar. Luego se regresa hacia donde estoy y me hace señas para que me acerca ella. Sopphie se sienta en la cama y luego yo me siento a su lado. En su mano tiene una especia de pulsera extraña.

- Esto tal vez te duela, pero es la única opción que tengo. – murmura.

- ¿Para qué? – pregunto, mientras Sopphie la desata y me la pone.

- Cuando ejerces algún trabajo, por así decirlo, aquí en las sedes o en el Homeworld, tienes que hacerte un tatuaje o una marca, como se les llama aquí. – dice y luego extiende su mano a mí. En ella veo la pequeña forma de un diamante en su muñeca con una estrella en el centro, encima de todas sus marcas de joven adolescente con tendencias suicidas, por así decirlo. – A ti te la hicieron. – dice señalando mi estrella. – Pero esa es para novatos. – murmura con una sonrisa. – Mereces una con más privilegios.

La pulsera que me puso comienza a quemar mi piel, pero ignoro el dolor, por la emoción de ver lo que está haciendo. Unos segundos después abre la pulsera y mis tres tatuajes se descubren: uno de ellos es la estrella que me hicieron en el extraño túnel, la segunda es la de ahora: es como el diamante de Sopphie, solo que esta tiene como la letra Gamma del latín en medio (ɣ), como si fuese un lazo uniendo los lados. Y el último tatuaje, uno que me hice en la Tierra unos días antes de ser reclutado: el hermoso nombre de Sopphie se extiende a lo largo de mi muñeca, aunque ya se ve un poco deteriorado por el tiempo, pero aun así se ve la hermosa letra cursiva muy parecido a como ella escribe. Sopphie pasa su dedo por ese tatuaje, luego sube su mirada hacia mí y se ve sorprendida. Lo único que puedo hacer es sonreír.

- ¿Sabías que los tatuajes debajo de la tierra son gratis? – susurré. Sopphie se queda sin habla. – En mi muñeca te tengo a ti y en mi otra mano. – dije volteándola y mostrándole el revés de mi otro brazo. Otro tatuaje, mucho más viejo que la del nombre de Sopphie. – Tengo las iniciales de todos. – Sopphie mira mi otro brazo, aún en shock, y pasa sus dedos por todos las iniciales una arriba de otra. R.R, S.R, A.R, S.R, S.R, E.R.

- Yo... - murmura. – Estoy sorprendida.

- Ya me di cuenta. – bromeé. - ¿Te gustan? – susurré en su oído.

- Me encantan. – murmuró y se lanzó a mis brazos, besándome. Terminó sentada en mi regazo, besándonos, mientras sus manos estaban en mi cabello, alborotándolo, y mis manos en su espalda, las bajo lentamente hacia su cintura, su cadera y luego dentro de su vestido acariciando las mismas zonas, solo que esta vez directamente en su piel. Sopphie suspira cuando mis besos descienden hacia su cuello, su clavícula y luego vuelvo a subir. Sopphie agarra mi rostro, me da un casto beso en los labios y luego se separa de mí. – Aún tengo mucho que explicarte. – murmura.

- Claro que tienes. – digo volviendo a besarla, pero no dura mucho el beso.

- Tengo que explicarte como ser mi guardián.

- No sé si lo sabes, pero saqué la mayor puntuación en mi test. – murmuro, para luego reírme un poco, pero ceso cuando veo que Sopphie no se ríe conmigo. - ¿Qué sucede?

- Lamento que te haya obligado a tener que ser mi guardián y a dejarte así de mal ante la Corte y todas esas personas. – murmura y sus mejillas se vuelven rojas. – Yo no quería dejarte así ni obligarte a tener que estar siempre conmigo, solo que entré en pánico y no estaba segura de qué hacer para poder estar contigo y cumplir con mi obligación.

- ¿Sabes? Me alegra que hayas mentido. – murmuro y Sopphie parece confundida. – No me importa lo que piensen, solo me importa que estés bien y poder estar contigo, y qué mejor manera que estando contigo como tu guardián. Fue una idea inteligente, créeme.

- ¿Lo fue?

- Lo fue. – murmuro. – Podré estar todo el día contigo y con los niños, ¿qué mejor?

- Los niños... - murmura Sopphie. - ¡Oh Dios! ¿Qué hora es?

- No lo sé. – murmuro – Si mi reloj interno no se equivoca deben ser cerca de mediodía.

- No he visto a los niños en todo el día. – murmura y se levanta de golpe de mi regazo. Se acomoda su cabello y sale corriendo hacia otra habitación, esta debe ser el closet, no tarda más de 20 segundos, sorprendentemente rápido, en salir con otro vestido puesto, este tiene blanco, pero no completamente, es azul marino la parte de arriba, y cuando llega a la falda se divide en blanco y rosa. Le queda muy bien.

- ¿No me ibas a explicar cómo ser guardián? – pregunté mientras me levantaba y acomodaba mi ropa.

- Te lo explico en el camino. – murmura, mientras toma mi mano y nos dirigimos a la puerta.

- ¿A dónde vamos ahora? – pregunté mientras cierro la puerta de la habitación de Sopphie detrás de mí.

- Al almuerzo de los niños. – murmura y de pronto parece nerviosa y tensa.

- ¿Le dirás todo?

Ella parece vacilar, pero al final me mira y responde un débil. – Sí.

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Revolution - Descendientes de Steven Universe #3 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora