Sebastián
Ruedo los ojos y doy un sonoro suspiro. Mis pies se mueven impacientes y mis dedos hacen alguna especie de ritmo contra el descanzabrazo de la silla. La secretaria del señor Miller me ha echo pasar a su oficina mientras espero por el que deseo sea mi jefe.
Ojalá no sea tan impuntual siempre y exija que sus empleados sí sean puntuales, sería el colmo.
Subo mi cabeza ya desesperado, miro el techo color blanco en busca de relajación...no debo estar de mal humor porque sino echaré a perder la entrevista.
Toco mi bolsillo derecho del pantalón negro de vestir en busca de mi celular pero recuerdo que el yace en el piso de abajo echo añicos, cierro los ojos con molestia mientras paso a poner mis dedos sujetando el puente de mi nariz.
Como me encuentre con esa mujer la voy a dejar en su lugar, y no solo eso...voy a hacer que la despidan.
Los minutos pasan y yo ya me encuentro caminando de un lado a otro, la oficina no está fuera de lo normal, tiene algunos cuadros abstractos y su decoración es blanca, roja y negra. Escucho la puerta abrirse y giro mi cabeza, a su vez dirijo mis pies hasta la entrada de la oficina.
- Señor Giordano - comienza a hablar la misma mujer de hace un rato, la misma a la que despedirían.
Mi cara se torna en un gesto molesto mientras la miro severamente.
- ¡Mira quien es! La irresponsable empleaducha que hizo una mierda mi celular. ¿Qué haces aquí? ¡Ve a decirle a tu jefe que lo estoy esperando! - estoy alterado y molesto, el rostro lleno de sorpresa y confusión de la mujer ante mis palabras es notable. - ¿En qué idioma te estoy hablando? ¿En alemán?...
- Señor Giordano le exijo que se calme y que no me falte el respeto. - la mujer me interrumpe mientras pasa por mi lado.
- ¿Tú qué derecho tienes de interrumpirme, eh? ¿Respeto? ¿Yo debo respetar a una simple asistente irresponsable como tú?
Además, quizás seas la mensajera y no la asistente.Los ojos de la mujer cuyo nombre aún desconozco se hacen muy grandes, es entonces que puedo apreciar que sus ojos son color miel.
- No soy la asistente de nadie, mucho menos la mensajera. Aún así esas personas merecen el respeto que tú no deberías tener. - su tono de voz firme y fuerte se hace sentir en la oficina. - Le ofrezco una disculpa por su celular y por la tardanza.
Busca entre sus cosas un documento que pronto me extiende.
Veo la ficha de la mujer y leo parte de la información, mi rostro palidece, juraría que es así. No puedo ser más idiota, he humillado a quien ya no será mi jefa por obvias razones. El remordimiento y las ganas de aventarme desde el ventanal me inundan pero no le daré ese gusto.
- ¿Ves ahora quien soy? - pregunta con superioridad sin dejar de estar molesta. - Soy Samarie Miller, la dueña de todo esto. - sus ojos me observan con burla y altanería mientras se apoya de su escritorio.
Pienso en disculparme, pero quizás mi orgullo no me lo permite. Aún así abro la boca pero su mano me indica con un gesto, que no hable y eso hago.
De la manera mas fría y distante me indica que tome asiento. ¿A caso me va a entrevistar aún con todo lo que ha pasado?
Samarie
El rubio idiota que tengo frente a mi me ha hecho enojar más de lo que ya estaba. Ni siquiera puedo creer lo que está pasando, pero yo ya he comenzado a entrevistar al idiota llamando Sebastián.
Las preguntas que le hago son elaboradas, con gran maldad, astucia y escrupulosidad. Quiero verlo fallar en alguna de ellas y burlarme finamente de él, cosa que no ha pasado.
- ¿Puedo hacer una pregunta? - el rubio se atreve a decir.
- Solo una - sentencio con dureza.
- ¿Por qué me entrevista si ambos sabemos que no obtendré el puesto?
¡Piensa cabecita!
- Porque quiero y me da la gana. - contesto fríamente, ni siquiera pensé bien la contestación por lo que debo añadirle algo más. - Además, ¿quién dijo que no tendrás el puesto al que aspiras?
Su ceño se frunce en señal de confución.
- Entonces...¿seré contratado? - pregunta desconcertado.
- No lo sé, te quiero mañana a las ocho en punto. - me levanto de la silla y miro a través del ventanal.
No estoy acostumbrada a ser tan cortante.
- Conoces la salida ¿no? - digo al voltearme y verlo aún en el mismo lugar.
Sebastián
Me levanto de la silla totalmente confundido y salgo de aquella oficina. Aún no he digerido del todo la situación en la que he estado. No tendré un jefe, sino una jefa quien además es la responsable de que ahora no tenga celular.
¿Pero quién creería que Sam Miller es una mujer y no un hombre?
Ese error causó que humillara y le faltara el respeto a Samarie. Quien extrañadamente a pesar de toda su molestia y enojo decidió entrevistarme. Pero no sé si obtendré el empleo. Ella no me ha dicho abiertamente si estoy contratado o no, pero mañana debo estar a las ocho en punto en el edificio que dejo a mis atrás mientras manejo mi auto.
Creo que debería seguir buscando trabajo, no creo que la citación de Samarie sea para decirme "te daré una oportunidad, estás contratado".
Eso sería mucha suerte.
Estaciono el auto en la cochera y salgo de éste dirigiéndome por las escaleras al living donde dejo las llaves y aflojo mi corbata miestras me dirijo a mi habitación.
Un baño, pizza a domicilio y unos cuantos shots con Gerald, en su bar y listo. Debo sacar toda la tensión de mi cuerpo que mañana me espera un día algo inesperado.
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¿Qué onda? ✌^_^ ✌
Me parece que Sebas fue muy severo con Sam y en cuanto a ella...debe tener algún plan para mañana ¿no creen?
Mas le vale a Sebas controlar los shots que se tome o sino mañana le irá como en feria.
¡Recuerda Votar!
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¿Quién es Sam?
RomanceSiempre es lo mismo ¿no? El jefe se enamora de su secretaria. ¿Pero que pasa cuando la jefa se enamora de su nuevo empleado, de su mano derecha? Todos conocían a Sam Miller como un gran empresario lleno de muchas influencias, lo que no sabían era qu...