Samarie
En estos momentos pasan muchas cosas por mi cabeza, tengo demasiados problemas y no sé con cuál lidiar primero. Hace unos minutos me han dado de alta y "generosamente" Sebastán se ha ofrecido a llevarme a mi casa. Carla y Darwin estaban dispuestos a llevarme pero él se les adelantó. No sé qué le pasa pero indudablemente algo trama, está muy extraño y el camino se ha vuelto demasiado callado y tenso.
- Anoche me dijiste algo. - habla por primera vez desde que subimos al auto. No me mira y yo tampoco. - Más bien, me confesaste algo. - añade al notar que no digo nada. Ahora sí lo miro.
- ¿Y qué te confesé? ¿Que estaba enamorada de ti? ¿Que eres el mejor empleado? - me burlo para calmar mi repentina ansiedad.
- No. - da vuelta en la rotonda con semblante serio. - Que estás embarazada. - suelta sin pelos en la lengua.
Mis ojos se abren a tal magnitud que pienso que saldrán expulsados. ¿Yo dije eso? Mi corazón comienza a latir desenfrenadamente causando que mi respiración se sienta acelerada y mis manos comienzan a ponerse frías. Menos mal que no soy yo quien maneja porque sino nos hubiésemos estrellado.
Un silencio mucho más incómodo se instala en el auto, mi garganta repentinamente se ha vuelto seca y por mi mente no pasa ninguna palabra en mi defensa. Si antes había dicho que tenía problemas ahora tengo uno más.
- Por eso es que el doctor te dijo que no eras solo una y también por eso te preguntó si habías ido al ginecólogo. - ata cabos que se supone no sepa.
Estoy helada, no puedo creer que Sebastián esté a punto de saber la verdad. ¿Qué digo? ¿Qué hago?
- ¿No dirás nada? - inquiere mirándome por primera vez.
Estoy pensando que decir.
- Sigue recto y baja en la próxima salida. - doy instrucciones para que pueda llegar a mi casa.
- ¿Solo eso dirás? ¿No me dirás si realmente estás embarazada?... - lo interrumpo.
- ¿Por qué debería decírtelo? Eres únicamente mi empleado, ni siquiera eres mi amigo. - refunfuño - Deberías recordar cuál es tu lugar y cuáles límites no debes rebasar. - volteo la cabeza centrando mi vista en el pavimento. Necesito calmarme, relajarme y respirar lejos de Giordano.
Diez días después...
Salgo de la oficina de la ginecóloga mirando a todos lados como una demente, siento que alguien me sigue y no estoy segura si solo son cosas mías o qué es lo que pasa.
Hasta ahora todo está en órden con lo de mi embarazo y espero que así continúe, me siento extraña. Siento que todo lo que estoy viviendo es un sueño y no sé si quiero despertar. Sería increíble que una pequeña personita alegre tus días, desde los más claros hasta los más obscuros y fríos pero, ¿realmente estoy preparada para esto? Los niños nunca se me han dado bien. ¿Sabré cuidar de mi hijo o hija? Por que si de algo estoy muy segura es que no lo daré en adopción, esa posibilidad nunca ha pasado por mi mente. No me podría deshacer de alguien que es parte de mi.
- Estás embarazada. - volteo sintiendo escalofríos, no esperaba escuchar su voz, mucho menos verlo. Pero aquí está y simplemente no comprendo cómo rayos ha vuelto.
- ¿Qué haces aquí, Flex? - lo observo extrañada y por alguna razón no me da gusto verlo.
- Pensaba pasar todo este mes contigo pero ya veo que te las arreglas bastante bien sin mi. - su voz es fría y puedo notar desde aquí sus ganas de matarme.
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¿Quién es Sam?
RomanceSiempre es lo mismo ¿no? El jefe se enamora de su secretaria. ¿Pero que pasa cuando la jefa se enamora de su nuevo empleado, de su mano derecha? Todos conocían a Sam Miller como un gran empresario lleno de muchas influencias, lo que no sabían era qu...