Samarie
Por más increíble que parezca y aunque aún no lo creo, el tiempo ha pasado demasiado rápido como para decir que hace dos meses volvimos de Pekín.
En estos dos meses mi vida ha vuelto a la normalidad. Mis horas en la oficina son limitadas, cada día hago algo diferente y los fines de semana desaparezco del mapa. El trato entre Sebastián y yo ha empeorado, lo evito constantemente y ahora lo insulto y lo humillo mucho más. Antes podía caber la duda de si él me odiaba realmente o no, pero ahora no creo que haya ninguna duda. Y no lo culpo. De alguna extraña manera a veces siento pena por él. La manera en que lo trato no es la mejor obviamente pero no puedo comportarme de otra manera si es que quiero mantener alejados todos y cada uno de los recuerdos que poco a poco se han ido vislumbrando de aquella noche en Pekín.
Sobre Shawn y Miranda, ellos ya están en la cárcel y la verdad me sorprendió demasiado la rapidez en este caso. Como era de esperarse mi hermano se enfureció conmigo y ahora se supone que el despreocupado y liberal Dominic Miller esté haciendo alguna especie de plan en mi contra pero aún no he visto algún movimiento y siendo sincera eso me da un poco de miedo.
La puerta de mi oficina se abre con gran fuerza, de momento, sin yo esperarlo. Miro con el ceño fruncido a un enfurecido Sebastián quien lanza unos documentos sobre mi escritorio creyéndose la gran cosa como para atreverse a comportarse de ese modo.
- He hecho este contrato más de cinco malditas veces. ¡¿Y aún así quieres que lo vuelva a hacer?! - alza la voz, abro los ojos ante su comportamiento.
¿Qué rayos le pasa?
- Primero te calmas y no me hablas de ese modo. Y segundo, tú haces lo que yo te diga. Como por ejemplo... - camino hasta donde está la trituradora y pongo los papeles en la canal para que él mismo vea como se hace trizas su estúpido contrato. - Ahora haz uno nuevo, ese era una porquería. Como tú. - espeto pasando por su lado.
- ¡No, tú no vas para ningún lado!- me toma del brazo. - ¡¿Qué rayos es lo que pasa contigo?! Abusas de tu poder solo para fastidiarme y hacerme la vida imposible. Pero eso se acabó.
- ¿Ah si? ¿Y cómo? - me suelto de su agarre - ¿Te irás? No creo que sea agradable para tu orgullo de "hombre" renunciar a tu empleo a causa de tu jefa ¿o si?
Se aparta de mi pasándose las manos por su rostro claramente frustrado.
- Recuerdas todo - dice luego de varios minutos de silencio.
- ¿De... - comienzo a hablar pero me veo interrumpida.
- Recuerdas todo lo que pasó aquella noche en Pekín, por eso me tratas así. - se acerca a mi pero yo doy un paso atrás. - ¿Tienes miedo de que lo que sucedió allá se repita acá?
Me alejo de él riéndome como loca, me detengo frente a mi escritorio y juego con el lapicero dándole la espalda. ¿Así que él recordaba todo? Bueno, al otro día había querido hablar de lo sucedido pero luego no volvimos a hablar de eso.
- ¿Será que la jefa tiene miedo de no poder controlarse una vez más? - siento su cálido aliento en mi oreja y sin poderlo evitar me tenso. Doy media vuelta quedando justo frente a él; entre el escritorio y todo su espectacular, perdón, su horrible cuerpo.
- No te hagas tontas ilusiones. - me mantengo firme viéndolo con cara aburrida.
Lo veo sonreír arrogante mientras se va acercando a mi. Miro rápidamente a la derecha intentando encontrar algún tipo de escapatoria en la vista que deja ver el ventanal. Muchas personas caminando, carros de aquí para allá, Flex bajando de un auto...ESPERA ¿qué? ¿Flex?
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¿Quién es Sam?
RomanceSiempre es lo mismo ¿no? El jefe se enamora de su secretaria. ¿Pero que pasa cuando la jefa se enamora de su nuevo empleado, de su mano derecha? Todos conocían a Sam Miller como un gran empresario lleno de muchas influencias, lo que no sabían era qu...