Capítulo 32

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Samarie

Di gracias a Dios cuando al fin llegamos al restaurante. El camino fue tan silencioso como temía que fuera. Luego de mi loco arrebato al decirle a Sebastián que yo quería que él volviera a la empresa nadie dijo nada. Él solo me miró confuso y ya...así, sin más.

Le sonrío al empleado del restaurante que me acaba de abrir la puerta del auto, el rubio idiota le entrega las llaves de su auto para que éste lo estacione y como si de ladrones se tratase de un momento a otro salen de sus escondites algunos paparazzi  tomándonos fotografías. Los flashes logran marearme causando así que me sostenga del estúpido de Giordano.

- ¿Estás bien? - susurra en mi oído causando que su aliento choque contra mi piel logrando un violento nerviosismo dentro de mi.

¿Ahora por qué me pasan todas estas cosas?

Asiento en respuesta, incapaz de articular una sola palabra. Entrelazo mi brazo con el suyo para prevenir cualquier caída pues aunque el tiempo ya ha mejorado los flashes de las cámaras, mis tacones y el piso levemente mojado no hacen una buena combinación. Siento como el cuerpo de mi queridísimo acompañante se tensa pero lo ignoro. Caminamos sin prestar atención a las preguntas que nos hacen entrando al fin al restaurante que se ha reservado exclusivamente para nosotros.

Los pasos de Sebastián se hacen lentos al ver a su padre. Suspiro sintiendo tristeza por él, me imagino que no ha de ser nada fácil. Con mi mano libre rodeo el brazo que tenemos aún enrelazados y presiono levemente a modo apoyo.

- Si quieres podemos irnos en cinco minutos. - susurro de forma que solo él me pueda oír.

Sonríe levemente - Estaré bien. - dice no tan convencido como él mismo sé que esperaba. - ¿Ahora te preocupas por mi? - comenta totalmente sorprendido.

- No te emociones. - sonrío junto a él cuando en realidad solo quiero tirar de mi cabello.

¿Cómo es que con Sebastián puedo pasar de un estado de ánimo a otro en casi nada? ¿Cómo es que estando bien nos peleamos al segundo y cuando estamos peleamos en cuestión de nada podemos volver a sonreírnos y estar bien? Esta situación me sobrepasa.

- ¡Me alegra verlos! - chilla la Sra. Giordano soprendiéndonos a ambos por su amabilidad y alegría.

- Madre - saluda Sebastián un poco tieso, le doy un pequeño empujoncito por detrás sin percatarme de que mi mano ha bajado demás y le tocado el trasero, claro, sobre el pantalón.

En otra ocasión me reiría de su pequeño brinco disimulado y de la mirada curiosa que me ha dado, pero ahora siento demasiada vergüenza al ser vistos por sus padres y quien sabe si también por los periodistas.

- Lo siento - digo por lo bajo con las mejillas coloradas.

No intentaré ayudarlo en la vida.

- Señor Giordano - lo saludo por mera cordialidad.

- Querida - toma mi mano y sonríe - No sabes lo feliz que me he puesto por tu embarazo. - frunso el ceño, la última vez que nos vimos él miró mi vientre y dijo algo así como "no puede ser", aún así sonrío - Tanto así que G&C Co. va a volver a ser socios de Miller Inc. si es que así lo deseas. - alzo ambas cejas...eso no estaría nada mal.

¿Quién es Sam? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora