Capítulo 28

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Sebastian

Mi respiración está agitada, mis manos tiemblan y solo el grito de la rubia logra hacer que quite la vista del cuerpo inerte de mi padre. Sam cubre su boca con ambas manos sin dejar de ver a mi padre que yace en el suelo. Sus ojos han superado en tamaño a cualquier otro que haya visto, mientras que de uno de ellos sale una lágrima llena de terror.

- E-esta muerto... - dice con voz temblorosa.

Niego repetidas veces cual demente.

- N-no puede estar muerto. - los nervios comienzan a incrementar de manera abrupta. - ¡NO ESTÁ MUERTO! ¿OK? - la sacudo tomándola de los hombros. Sus ojos lucen asustados mientras su labio inferior tiembla sin cesar.

- ¿Quién eres? - susurra con temor. No contesto, solo me alejo de ella sintiendo que estoy fuera de mi. - ¡Te he hecho una maldita pregunta! ¡¿Quién rayos eres?! - su tono de voz no puede ser superado por ella misma, no puede. El miedo la acorrala.

Decido ignorarla, con mi actitud tan sorpresiva y agresiva ni yo mismo me reconozco. Me arrodillo al lado de mi padre intentando encontrar en su cuello algún latido que me haga salir de la desesperación que se ha instalado en mi ser.

- Está muerto, ¿verdad? ¡Está muerto! - chilla Sam - Tu propio padre te lo dijo, lo escuché tras la puerta. ¡¡Eres un asesino!! - de un momento a otro comienza a golpearme mientras lágrimas de miedo recorren sus mejillas.

Sin pensarlo me levanto de un momento a otro sintiendo la furia recorrer por mi torrente sanguíneo. ¡No soy ningún asesino! La sujeto por abmos brazos atrayéndola a mi y ejerciendo demasiada fuerza.

- ¡NO SOY NINGÚN MALDITO ASESINO, ¿ESTÁ CLARO?! ¡NO LO SOY Y NO TIENES NINGÚN DERECHO A HABLAR MAL DE MI, SAMARIE! - escupo con rabia y con los ojos llenos de lágrimas.


Carla

Me escabullo entre los diferentes empleados de la empresa para que mi mejor amiga no vaya tras de mi. Y es que aunque ella no quiera aceptarlo todavía, yo sé que poco a poco está comenzando a sentir cosas por Sebastián. Después de todo él es bastante guapo.

- ¡Que casualidad encontrarte por aquí! - ruedo los ojos mientras babeo mentalmente por Darwin.

- No es ninguna casualidad, trabajo aquí, tonto. - sonríe haciendo ver sus perfectamente derechos y blancos dientes - ¿Vienes a ver a tu prima o a pedirme otro favor para irte de parranda con una de tus amigas de una sola noche?

- ¿Celosa? - ruedo los ojos.

Sí.

- Por supuesto que no. - respondo al instante. - ¿Sabes qué? Tengo trabajo que hacer, no como otros. - doy media vuelta intentando volver a mi lugar de trabajo.

- ¡Espera! - me detiene tomándome de la mano. - Quería...¿por qué no vamos a tu oficina? - camina junto a mi arrastrándome por los pasillos.

Me hago la molesta por sentir su mano rodeando la mía, cuando en realidad estoy que muero por sentir su toque. Me siento estúpida por casi morir por el primo de Sam pero...¡Darwin es tan perfecto! Parece modelo, de esos que son irreales.

¿Quién es Sam? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora