Capítulo 34

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Samarie


Frunso el ceño y hago una mueca a causa de algo molestoso en mi nariz. Abro los ojos poco a poco encontrándome con una luz blanca bastante potente. Me siento un poco adormilada y cansada, esta vez abro los ojos con éxito logrando ver una aburrida habitación de hospital, una que otra máquina incluída la del suero que tengo en mi mano derecha y a ¿Sebastián? que recién entra a la habitación.

Vuelvo a sentir la molestia de hace un segundo atrás, entonces me percato de que tengo tengo las dichosas mangas de oxígeno.

- Despertaste - dice con ¿alegría? y alivio al verme.

No, aún sigo dormida...pero con los ojos abiertos, tonto.

Contemplo por unos segundos la contestación que le daría, sin embargo creo que no ayudará en nada.

- ¿Qué me pasó? - opto por preguntar.

Se acerca a mi manteniéndose de pie justo al lado de la camilla.

- Todo fue emocional, ibas a confesarme algo y te quedaste sin aire. Intentabas respirar pero no podías, así que te desmayaste. - explica.

Alzo las cejas logrando recordar solo parte de lo que acaba de contar. - ...¿Está todo bien? - me levanto de golpe quedando casi sentada, claro, con la ayuda de Sebastián. Reviso mi barriga como si a través de ella pudiera ver al bebé. De momento me he preocupado demasiado. - Mierda. - susurro ante el dolor en mi espalda.

- ¡Con cuidado! - ríe ante mi arranque - Todo está bien, estabas conmigo cuando te desmayaste.¿Crees que iba a dejar que les pasara algo a alguno de los dos?

Sonrío ante sus palabras sintiéndome un poco incómoda. Para pasar el momento decido subir la parte de arriba de la cama y así de una vez sentirme mucho más cómoda.

- ¿Qué ibas a confesa... - interrumpo a Sebastián sabiendo qué es lo que preguntará.

- ¿No me veo muy mal? - doy cachetaditas en mis mejillas "preocupada" por el color papel extra blanco que puedan tener.

- La verdad te ves horrible. - dice sin más.

Abro los ojos demasiado grande. ¿Quién se cree para decirme que me veo horrible?

Ríe mientras pasa sus manos por mi cabello despeinándolo. - Así está mucho mejor. - se burla.

Entrecierro los ojos - Idiota - ruedo los ojos aún con una pequeña sonrisita en mis labios. Paso mis dedos por mi cabello intentando peinarlo y verme presentable.

- Sam. - me llama

- ¿Mjm? - lo miro directo a los ojos. A los dos segundos capto todo, así que vuelvo a mirar a la nada.

- ¿Qué ibas a confesarme anoche? - inquiere una vez más a lo que yo suspiro.

Es momento de actuar con prudencia, ayer tenía las agallas suficientes para decirle, aunque suene ilógico...Pero hoy no estoy precisamente dispuesta y confiada a confesarle la verdad.

- Sam. - insiste.

- Me-gustas-demasiado...creo-que-me-estoy-enamorando-de-ti. - digo tan rápido que siento que me fatigo.

Sus cejas hacen una especie de movimiento que envido, justo cuando su ceño se frunce. Éste no ha entendido ni papa.

- ¿Qué? -inquiere

Deslizo mis dedos sobre mi cuello rascando levemente en esa zona. Estoy nerviosa...

- Que...me-gustas - vuelvo a instalar un cohete en mis cuerdas vocales.

¿Quién es Sam? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora