Carla
La vida da mil vueltas y en cada una de ellas trae consigo un sin fin de problemas. Algunos problemas somos nosotros quienes los atraemos a nuestras vidas y otros llegan por si solos. Las soluciones son aquellas que parecen desaparecer cuando las necesitamos, pues somos nosotros quienes las fabricamos. Lo más terrible es que en el momento del caos se nos olvida cómo hacer para remediarlo todo.
Salgo de la habitación llorando. Yo nunca estuve de acuerdo con lo que Sebastián estaba haciendo, pero sé que aunque no actuó de la manera correcta todo lo que hizo fue por amor. Aún así, él se ha ido no sé a dónde y mi mejor amiga parece odiarme. Lo vi en sus ojos. Noté perfectamente como le dolió que le hayamos ocultado toda la verdad. ¿Pero qué otra cosa se podía hacer para no causarle daño en su embarazo?
A unos cuantos pasos se encuentra Darwin en medio de la sala de espera. Sus ojos me observan con curiosidad, no estoy de humor para soportarlo, así que decido irme al mismo tiempo que las enfermeras le indican a Beatriz que Sam no quiere ver a nadie.
Subo al auto, lo enciendo y arranco. Pongo un poco de música para aliviar mi estado sin tener éxito alguno. Le envío un mensaje de texto a Xiara indicándole que deje a Nate a cargo mientras Sam y yo no estemos en la empresa. Los problemas que parecían alejarse ahora son como un torbellino que amenaza con destruirnos. Necesito dormir, solo así podré recuperarme un poco para al fin saber qué haré para ayudar a Sam y a Sebastián a recuperar a su bebé.
Tres horas después...
Me levanto de repente al escuchar golpes en la puerta de mi departamento. ¿Quién rayos toca así?
Camino dando pasos torpes hasta la puerta. Al abrirla me encuentro con el tonto de Darwin y Beatriz junto al pequeño tormento llamado Iker.
Los miro con el ceño fruncido — ¿Qué hacen aquí?
— Sé que tú y yo no estamos en buenos términos pero estamos aquí por Sam. — habla Darwin, me hago a un lado dejándolos pasar.
— Esperen un momento. — digo al ver mi reflejo en el espejo adherido a la pared del recibidor.
Limpio mi cara con abundante agua y recojo mi cabello en una coleta antes de volver a la sala.
— Saliste llorando luego de haber estado con Sam. — habla el tonto Miller.
Bajo la cabeza — Sam se ha enterado de toda la verdad. — confieso triste.
— Justo por eso estamos aquí. — miro a la tía de mi amiga intercalando la mirada entre ella y su hijo el saltamontes. — Como no contestabas las llamadas le marqué a Sebastián.
Volví mi mirada a ella de inmediato — ¿Qué te dijo?
La siguiente hora se basó en aclarar lo que le había dicho Sebastián a Bea y lo que Sam me había confesado hace unas horas atrás. Las palabras que utilizó Giordano según Beatriz las había expuesto, eran unas llenas de enojo y resentimiento. Al parecer las cosas estaban verdaderamente mal, pero yo no iba a dejar que todo acabara de un momento a otro.
Cuando una amistad es demasiado fuerte no puede romperse por un malentendido, lo mismo pasa con el verdadero amor. Nadie puede dejar de querer a alguien de la noche a la mañana. Yo sé que Sam está enojada y tal vez cegada. De cualquier modo, ella jamás se alejaría de las personas que ama por algo como esto...o eso espero.
Entre la tía de Sam y su primo, acordamos visitar a mi mejor amiga y cuidarla a pesar de que ella nos lo quiera impedir. Nada de lo que ella está pasando es fácil y por más que así lo quiera no puede permanecer sola. Por otro lado, recuperar a su bebé era una tarea que nos habíamos planteado. A pesar de querer hacerlo por nosotros mismos, Giordano tendría que ayudarnos de alguna manera. Tendríamos que hablar con él quiera o no.
— ¿Quieres ir a comer algo? Debes tener hambre. — habla Darwin sacándome de mis pensamientos, ruedo los ojos.
— A ver si lo entiendes. — digo molesta — Estamos al tope de problemas, no tengo tiempo para que me invites a cenar.
— ¡Calma solo era una cena! — levanta los brazos.
Bufo — Como si fuera tonta, no me busques la vuelta, Darwin. — abro la puerta para que se vaya al fin ya que solo queda él en mi casa.
— ¿No ves que en momentos como estos hay que estar más unidos que nunca? — se acerca a mi invadiendo mi espacio personal.
Lo miro directo a los ojos intentando no bajar mi mirada a sus deliciosos labios.
Lo empujo — ¿Por qué no puedes ser serio por una vez en tu vida? — recrimino — ¡Aléjate de mi!
Ríe — Te pones nerviosa, ¿eh? — acorta la distancia que nos separa
— Darwin — digo en tono de advertencia.
— ¿Qué? — susurra a centímetros de mis labios.
Giro mi rostro — No estoy de ánimos para ti.
— Si no estás de ánimos para mi, tampoco estarás de ánimos para nada. Y recuerda que tenemos que ayudar a Sam cuanto antes. — suspiro — Ven conmigo a cenar, me comportaré.
Río — Tú no sabes comportarte. Además no quiero salir.
— Entonces prepararé algo. — cierra la puerta de entrada dirigiéndose a la cocina. — ¿Sabes? Tienes razón. ¡No sé comportarme!
Ruedo los ojos. Carla, eres una masoquista.
Sebastián
Le había contado todo lo que ha sucedido a Gerald. Estoy seguro que en él sí puedo confiar así que desde hace horas nos encontramos hablando y haciendo un plan para recuperar a mi hijo que es todo lo que realmente me importa.
— No estoy seguro de eso sea lo mejor. — vuelve a decir mi mejor amigo.
— ¡Entiéndelo Gerlad! Necesito tener en mis manos ese acuerdo que Keenan y Samarie hicieron. Así sabré si él le dio algo a cambio o si en ese papel dice algo más.
Lo veo negar repetidas veces. Él no lo entiende. Y aunque no me apoya en esto, iré a la oficina de Flex mañana en la noche para encontrar algo con lo que pueda chantajearlo para que me devuelva a mi hijo, anule el acuerdo y de paso me entregue ese maldito papel.
De seguro tiene el acuerdo original en su casa en Australia, pero en la oficina que tiene en el país, encontraré algo que me ayude. Este tipo nunca me ha dado buena espina, debe tener algún trapo sucio escondido en alguna parte.
— Ya te dije que podríamos hablar con un amigo mío. Él es agente y nos ayudará.
Lo ignoro, esto lo haré a mi manera.
— Necesito que tú te quedes con mi madre mientras yo no esté. Si pregunta por mi invéntale cualquier cosa. No lo sé, dile que estoy con mi hijo y con Samarie. Ni ella ni Oscar deben saber lo que está pasando realmente.
— ¡Estás haciendo las cosas mal! Piensa con la cabeza fría, Sebastián.
¿Que estaba haciendo las cosas mal? Pues que alguien me diga qué se hace cuando la mujer de la cual estás enamorado te ha estado mintiendo todo el tiempo. ¿Qué se hace cuando estas a punto de perder a tu hijo recién nacido? ¿Cómo voy a pensar bien las cosas si encima mi madre le ha dado un ataque al corazón? Ella que siempre ha sido tan sana. Justo ahora necesita de nuestros cuidados y atenciones constantemente pero yo tengo la cabeza en todos lados. Me siento usado, deshecho, roto, enfurecido y con miles de sentimientos y sensaciones que pienso que no seré capaz de canalizar.
— No me importa, no descansaré hasta tener a mi hijo conmigo.
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¡Darwin no pierde el tiempo jamás!¿Qué opinan de Sebastián? ¿Debería seguir el consejo de su amigo?
V O T A & C O M E N T A
¡GRACIAS POR LEER!
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¿Quién es Sam?
RomanceSiempre es lo mismo ¿no? El jefe se enamora de su secretaria. ¿Pero que pasa cuando la jefa se enamora de su nuevo empleado, de su mano derecha? Todos conocían a Sam Miller como un gran empresario lleno de muchas influencias, lo que no sabían era qu...