Samarie
Miro hacia atrás con miedo de que Sebastián vea quien está en la casa. Suspiro llena de alivio cuando no veo a nadie. Le digo a mis empleadas que nos dejen solos al mismo tiempo que me acerco al hombre con un sobre en la mano.
- ¿Qué es lo que quieres Flex? - me sorprendo a mi misma hablándole de ese modo, esta vez sin fingir que su presencia me molesta.
Sus cejas se alzan tan sorprendido como yo. - ¿Estabas muy a gusto con Giordano? - dice irónico.
- Para ser sinceros, sí. Lástima que has venido tú a importunar.
El ambiente entre nosotros jamás estuvo tan tenso. Ni yo misma puedo asimilar la forma en la que todo esto ha cambiado. Y me refiero a nuestra situación, antes por nada del mundo le hablaba de esta forma a Flex. Me daba demasiado miedo perderlo, pero ahora todo es diferente.
- ...No te preocupes entonces. Firma este acuerdo y listo. - saca del sobre blanco unos papeles con demasiada información en letra pequeña.
- ¿Qué es esto? - inquiero con el ceño fruncido.
- Nuestro acuerdo. - dice obvio - Tu firma en estos papeles me garantiza que tu hijo será mío a penas nazca.
Un escalofrío me recorre tan pronto sus labios pronuncian aquellas palabras que me golpean.
- No... - doy un paso atrás - No estoy tan segura de querer hacerlo. - titubeo.
- ¡¿Cómo que no?! - alza la voz acercándose a mi.
- ¿Qué es lo que pasa? - una tercera voz hace que reaccione y entre en pánico.
¿Sebastián habrá oído todo? ¿Por qué no me esperó en la sala? Las cosas no estarían tan mal como ahora si él se hubiese quedado donde estaba.
Flex dirige su mirada de burla y cinismo hacia él. En mis adentros ruego para que no diga nada, mientras intento calmar mis nervios.
- Nada Giordano. - vuelvo a respirar al oír la contestación de Keenan. - Estoy molesto por un asunto de trabajo con Sam. ¿Verdad?
Sonrío y suspiro - Sí, es solo eso. - miro a Flex - ¿Por qué no vamos a mi despacho y continuamos con la plática? - con mis ojos casi lo obligo a aceptar.
Comienzo a caminar pasando por el lado de Sebastián no sin antes él preguntarme si todo estaba bien.
- Sí, bueno...el imbécil de Flex junto a mi compañía perdimos algo de dinero por una estúpida decisión que él tuvo y no quiere hacerse cargo. - le doy un beso rápido - Pero todo va a estar bien. - le aseguro antes de seguir mi camino.
Cierro la puerta con seguro cuando llegamos a mi despacho. Procuro tomar asiento y beber un poco de agua que justo había en el refrigerador.
- Las mentiras se han vuelto parte de tu rutina diaria, ¿a caso tienes miedo de que Giornado se entere de la verdad y no te quiera más?
Dejo de mirarlo tan pronto da en el clavo.
- Es eso. - afirma, deja sobre el escritorio los papeles y se sienta frente a mi - Es hora de que los firmes y no te niegues a lo que ya habíamos acordado.
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¿Quién es Sam?
RomanceSiempre es lo mismo ¿no? El jefe se enamora de su secretaria. ¿Pero que pasa cuando la jefa se enamora de su nuevo empleado, de su mano derecha? Todos conocían a Sam Miller como un gran empresario lleno de muchas influencias, lo que no sabían era qu...