Capítulo 5

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Samarie

- Buenos días Miranda, ¿ya tienes lo que te pedí? - me detengo frente a su escritorio y tomo el vaso con chocolate caliente que la chica me ha ido a comprar.

- Buenos días y sí. Al parecer Shawn Wesley trabaja para la empresa Green. Está liderando una propusta para navidad llamada Free Red Holiday. - sonrío sin muchas ganas y asiento, esa es mi propuesta, maldito imbécil.

- Gracias - camino hasta mi despacho - Por cierto, - doy un paso atrás - ¿Sabes si ya llegó Giordano?

La chica abre su boca para hablar pero las puertas del asensor le impiden que articule alguna palabra.

- Buenos días - saluda mi inepto empleado.

- ¡A mi oficina ahora! - le hablo en voz bastante alta.

Cerca de él pierdo la paciencia con facilidad.

Abro la puerta color negra, lanzo mi bolso a un lado y mi abrigo a otro lado, no estoy de humor para ser organizada.

- ¿Te crees que eres jefe? ¿Qué son estas horas de llegar? - espeto molesta.

- Son las siente y cincuenta y ocho. - su rostro muestra desconcierto y el mío también. Bueno yo juraba que era más tarde. ¿Por qué he madrugado hoy? Con razón todos me miraban extrañados.

- Pues tu hora de entrada es a las ocho en punto, no a las siente y cincuenta y ocho. - ¿es en serio lo que estoy diciendo? Quiero reírme de mi misma.

El rubio niega con la cabeza. - No hay como entenderte. - susurra pero logro oírlo.

- ¿Qué has dicho? - me cruzo de brazos frente a él.

- Nada. - me mira desde arriba. Puede que mis tacones hoy no sean tan altos.

- Pues yo creo haber oído algo.

- Si me permite - se aleja de mi, quizás estoy demasiado cerca de él - iré a trabajar.

- Pues no te lo permito. - ocupo mi silla. - Siéntate. - ordeno.

- No, estoy bien así. - se resiste.

- No te pregunté rubio idiota. - me sorprendo por llamarlo así - Te ordené que te sentaras. - alza sus manos en señal de redención y se sienta en la silla de cuero color negra que está frente a mi escritorio. Está molesto, lo sé, pero no me importa. - Veo que traes puesta la ropa que te compré. - hace un gesto de incomodidad, ¿tan orgulloso es como para que no le agrade el hecho de que yo le haya comprado ropa? - Recuerda tu cena con Hui Ying, no me defraudes, quiero la seguridad de obtener ese contrato para hoy mismo.

- No le prometo nada. - habla seco.

- Pues que bueno, porque yo no creo en promesas. Yo creo en hechos y también creo en que me darás la seguridad de que tendremos ese contrato con el señor Liu o sino te irás de patitas a la calle. - sus ojos que antes divagaban por mi oficina se centran en los míos. Sonrío de manera falsa - Ya te puedes largar.

Tan pronto escucho la puerta cerrarse pongo un poco de música e intento hacer ejercicios de relajación.

- No sabes con qué cara acaba de salir Sebastián de tu oficina. - Carla toma asiento en donde antes estaba el idiota.

- Me la imagino y tampoco me importa demasiado, ha de estar así por que está a punto de ser despedido.

- ¿Cómo? ¿En su segundo día de trabajo? - inquiere perpleja.

- Así es, por inepto le pasan las cosas. - digo simple.

Doy un salto en mi silla quedando de pies, sabía que algo se me olvidaba.

¿Quién es Sam? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora