El arte de saberlo todo de ti.
Tus extraños gustos por el café.
Dejar el vaso a medias,
porque ya volverás "más tarde".
Cuándo ambos sabemos que nunca vuelves.
Como si intentarás decir algo con esta absurda ironía.
Y sí, tiene su gracia. Ya que soy yo la que va recogiendo los pedazos rotos pero nadie se detiene el tiempo suficiente para recoger los míos.
Como mi corazón, por ejemplo. Que lleva tiempo roto.
Que más da.
Aunque alguien intentará reconstruirlo, he perdido la mitad de sus partes.
Como la que me permite amar, por ejemplo. Que fue la primera en irse.
Así que sí, sé todo sobre ti.
Tu sonrisa más sincera.
Tu pecado perfecto.
El delito que desde niño querías cometer. Algo así, como tu fantasía más perversa.
Pero mi favorita, sin duda alguna, es tu forma tan peculiar de engañar a todo el mundo.
Como una araña que duerme en su propia red de mentiras.
Tú, que vas de salvador del mundo y eres el primero en lanzar una bola de papel fuera de una papelera cuando te la ponen a tiro.
Tú, que tienes una mirada contradictoria porque no puede haber vida en aquello donde sólo se proyecta muerte.
Tú, que pensabas engañarme toda una vida y en meses me dí cuenta de lo que valías.
El arte de saberlo todo de ti.
Hoy queda embotellado.
Y lo he lanzado bien lejos.
Claro que no ha acertado en la papelera.
¿Sera está tu propia medicina?
