16 de julio.
Pensaras en que no es un día especial. Miraras el calendario y buscaras alguna festividad o algún cumpleaños que el muro de Facebook no te ha notificado. Pero no te preocupes, hoy no te toca felicitar a nadie.
Fue aquel día en el que me rompiste el corazón. Cogiste lo mejor que había en mí y lo desenvolviste como el niño que juega a quitar las cabezas de las Barbies de su hermana. Qué curioso, hablar de niños. Y sin embargo ese día, en aquel banco, maduramos.
Me di cuenta de que no puedes retener a alguien por mucho que quieras, que la libertad es un derecho y que para ser egoísta primero debes ser propietario. Pero tú no eras mío ¿no?
O eso me dijiste.
Por alguna mágica razón del destino lo nuestro no estaba funcionando, o eso decías, porque yo no vi las señales. Debí quedarme ciega con tu mirada. O debe ser que cuando a uno le arrancan el corazón lo demás deja de funcionar.
Que estúpida. Yo pensando que eras lo mejor de mi vida y tú buscando una vida aparte. Qué curioso, como son las cosas.
No te preocupes, hoy no te toca felicitar a nadie. Es un día más en tu calendario.
Pero te adjunto mi dirección. Ya sabes. Por si quieres devolver lo que te llevaste.
Mi corazón.