Hoy vengo a escribirte. Vengo a escribirte.
Pero no canciones dedicadas.
Ni palabras bonitas.
Tampoco malas.
Hoy vengo a escribir sentimientos encontrados.
De los que pensabas que no estaban. Y se escondían detrás de una puerta cerrada.
Hoy vengo a escribirte de todo aquello que no sabía de ti. De los pequeños detalles que pasaron sin advertir.
Y ahí estaban. Cerca tuyo.
La sonrisa que dibujabas sin pincel.
Las necesidad de que me hablaras.
El miedo a perder algo que no teníamos.
Y las ganas de arriesgarme contigo.
Aún sabiendo que la probabilidad de ganar es pequeña.
Que tengo que pasar por una casilla de cárcel para llegar a la final. Que la carta de la suerte esta en blanco. Que ya tienes muchas propiedades compradas.
Y que gritar Uno, no iba a darme la victoria. Que empataria el juego.
Sentimientos encontrados.
Custodiados bajo llave.
Una llave que ni sabía que tenía. A lo mejor por eso hablo de encontrar cosas que no buscaba.
Y sin pedirte nada. Ahí estaba. La llave que abría tu corazón.
Por si la necesitaba.
