Hoy he mirado el calendario. La fecha gritaba tu nombre.
Y los pájaros parecían querer volar más alto.
Por un instante he recordado lo que se sentía.
Al tener la cima de tus hombros como meta en la vida.
O en la caída libre que era chocar con tús labios.
He sentido vértigo. Y ganas de echar el freno de mano.
Pero no he parado. Me he embalado aún más. Cada vez más rápido.
He querido gritar. Expulsar la adrenalina. Y bajarle dosis al encantamiento.
Pero no he parado. He acelerado. Cada vez más rápido.
He visto las alas de una mariposa que volaba cerca. Sin rumbo. Perdida.
Pero no he parado. He cambiado de marcha. Cada vez más rápido.
He vuelto a mirar fotografias antiguas y a escaparme de sonrisas vacías.
Pero no he parado. He pisado el gas. Cada vez más rápido.
He contenido el aliento hasta quedarme sin respiración. Con aguacero en los ojos.
Pero no había parado.
Llegaba tarde.
Estaba apunto de estrellarme contra el muro más grande.
Directa a tu corazón.
