No me considero una persona drogodependiente. Corrijo, no me consideraba una persona drogodependiente.
¿Ser adicta a algo y después no poder vivir sin ello? No, gracias.
Bueno esa sería mi respuesta si no existiera el karma. También conocido como el chico de la panadería de la acera de enfrente.
Sus labios superaron la utópica adicción.
Su sonrisa fue el camello ideal.
Y su mirada el alucinógeno perfecto
Así que me hice dependiente, drogodependiente, de unos labios, una sonrisa y una mirada. Pero solo si era la suya.