Esa falsa sensación de cariño que nos hace sentir tan bien.
Porque aunque sabes que esas sonrisas no valen nada, al final no dejan de ser eso. Sonrisas.
Si pudiéramos controlar el tiempo. Desearía que siempre fuera invierno.
Era en la única estación en que lo nuestro parecía real. No un tonto sueño.
Tus brazos en mi cuerpo procurando mantener ese calor que abrasaba como el infierno.
Se sentía bien.
Tu y yo.
Juntos.
Odiabamos las grandes cosas porque eran las que nos impedían centrarnos en las pequeñas.
Se sentía bien.
En serio.
Lo hacía.
El error fue creer que el demonio era el enemigo, en ver de estar encerrado en nosotros mismos.
Y acabamos consumiendonos.
En cenizas diminutas que no tardaron en ser llevadas por un soplido del viento.
No esperamos.
No nos detuvimos.
Seguimos caminando sin darnos cuenta de que perdíamos algo importante.
Nuestras vidas.
Juntas.
Supongo que así lo quisimos.
Así lo deseamos.
Olvidarnos.
