Capitulo 2

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A la mañana siguiente, estoy caminando hacia la tienda donde venden mi café favorito y dispuesta a hacer una fila  de por lo menos 30 minutos

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A la mañana siguiente, estoy caminando hacia la tienda donde venden mi café favorito y dispuesta a hacer una fila de por lo menos 30 minutos. 

Cuando me mudé a esta ciudad, aprendí que lo bueno cuesta no sólo dinero, también tiempo, para ser más exactos, tiempo que inviertes esperando en la fila. Cuanto mejor es el producto, más larga es la fila, por lo que trato de llegar lo más pronto posible para tener mi café antes de abrir mi tienda. 

Me gusta ser la primera en llegar y la última en irme, siento que eso da un ejemplo para todo mi equipo y no hay nada peor para mí que llegar tarde o que piensen que me siento en mi propia gloria a disfrutar del éxito. Si bien es cierto y mi nombre ya es una marca, no quiero que eso me haga descuidada, por lo que camino lo más rápido posible para comprar mi café doble, ya que mis noches, desde que sé que Evan vive en la ciudad, son largas y solitarias. No consigo dormir hasta muy entrada la noche y mi sueño es inquietante, siempre termino rodando bajo su cuerpo y me despierto de mal humor por cada una de las decisiones que tomé en mi vida.

Cuando llego al café, veo la fila que ya llena el local, pero un disturbio inusual está alterando el orden que siempre sigue, lo cual me hace preguntarle a un hombre mayor que tengo enfrente con cara de malhumorado, a que se debe todo el desorden.

-Oh, no se, parece que una celebridad está dentro pidiendo un café. No entiendo a la gente, es como si estas personas tuvieran la cura del cancer o algo asi...- dice mientras niega con la cabeza y sigue navegando en su teléfono.

Sin decir nada al respecto, trato de ver entre la multitud de que famoso estamos hablando, un poco por curiosidad y un poco por evaluar si debo renunciar a mi café favorito, cuando siento un golpe en mi pecho. Es el golpe que se siente cuando te dan una mala noticia o cuando sabes que algo malo está por pasar. Porque entre la multitud, puedo ver con claridad la espalda de Evan. Puede parecer ilógico que reconozca a alguien por su espalda, pero podría reconocer a Evan entre millones de personas de espaldas sin ningún problema. Es él, estoy segura, lleva el pelo como siempre lo hace, un poco largo, cubriendo su cuello donde rizos negros se muestran rebeldes sobre su chaqueta de cuero.

Asustada, salgo huyendo ante la mirada atónita del hombre gruñón, pero la fuerza de voluntad sólo me dura hasta la acera de enfrente, ahí, freno en seco y me pongo a espiar la tienda, porque quiero verlo salir, quiero verlo aunque sea una vez, después, me prometo que no lo volveré a ver nunca más y hasta yo misma me lo creo.

No tarda mucho en salir de la tienda con un café grande en la mano y Estela en la otra, ambos sonríen y hablan animados mientras de lejos observo su asombrosa sonrisa que forma dos líneas al final de sus labios. Es más hermoso que hace 8 años, la edad lo ha hecho más interesante y camina con más seguridad si eso alguna vez fue posible. Verlo, activa todas mis alarmas, porque estoy sintiendo que lo amo desesperadamente y que no es mio, que nunca fui lo suficiente para hacerlo feliz y que le hice daño por ser una cobarde. Como si me sintiera dirige la mirada hacia mí y yo en un rápido gesto, corro hacia mi tienda sin mirar atrás.

Todo lo que pudo serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora