Capítulo 37

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Kai no me ha llamado ni una sola vez. Y yo... estoy en la habitación de alguien que ni siquiera conozco.

Tengo una resaca ridícula y no recuerdo nada de la noche anterior. Recuerdo vagamente subir al avión, llegar al hotel y recibir un falso abrazo de Jean, advirtiéndome que le diría a todo el mundo que yo era un puta barata si se me ocurría hablar.

También recuerdo acabar con el mini bar de mi habitación arreglarme y salir en un taxi hacia algún bar que el conductor me recomendó.

Ahora, el hombre que esta a mi lado... no lo recuerdo, como llegué a su habitación ... tampoco.
Trato de levantarme de la cama sin hacer ruido, pero la cabeza me va a estallar y todavía me encuentro un poco borracha, por lo que soy tan silenciosa como un gato saltando en una habitación llena de ollas. Mi compañero de cama se revuelve y se frota los ojos antes de abrirlos. Por lo menos no puedo decir que tengo mal gusto, supe elegir.

-¿Ya te vas?.

-Si... me esperan en el hotel.- digo sin saber muy bien que excusa poner.

-¿Evan?- me pregunta el hombre con tono inocente.

-¿Perdon?- le digo congelada. ¿Cómo sabía el de Evan?

-¿El chico con el que hablabas por teléfono ayer? ¿No era su nombre Evan?

-Yo ... ¿hablaba con alguien?

-Si, estabas en el baño- dice señalando su baño- hablando con este chico... te fui a buscar, porque pensé que estabas hablando sola. Me pidió que no te dejara ir, que te cuidara esta noche y que me asegurara que regresabas a tu hotel sana y salva... ¿es tu novio?.

-No... es... el es familia.

-Estaba preocupado por ti.

-Nosotros... hicimos... ya sabes.

El chico me mira con una mueca entre amable y divertida.

-No soy de ese tipo, no tengo sexo con mujeres inconscientes.

-Te lo agradezco, no era yo ayer en la noche.

-Lo entiendo, no te veias muy bien cuando llegamos a la habitación.

-Si, me imagino... creo que me debo ir. Un placer, conocerte...

-Raúl.- me dice con una sonrisa amable.

Yo asiento y sonrío. El para mi sorpresa me ofrece un vaso con agua y unas pastillas, las cuales no dudo en aceptar.

En el taxi de vuelta, hago todo el esfuerzo del mundo, por recordar algo, pero nada viene a mi memoria. Tengo miedo de lo que pude confesar.

Tengo una cantidad ilógica de mensajes que decido ver hasta llegar a mi habitación.

Por supuesto son todos de Evan, y leo cada uno de ellos con temor.

Todos son parecidos. Me dice que me calme, que tenemos que hablar, que me ama... el último es el peor: que viene para aca.

Llamo desesperada para evitar que Evan viaje, no lo quiero cerca de Jean no quiero ni imaginar el desastre que se podría ocasionar con Evan aquí.

-Cassia- dice sin permitir que apenas suene el primer tono.

-Evan, lo siento, de verdad no quería ocasionar este tipo de problema. Solo tuve un mal dia y bebí de más.

-¿Un mal dia? ¿A eso lo llamas mal dia? Algo te esta pasando y lo voy a averiguar.

-Evan, dejalo asi, no es necesario que vengas-

Todo lo que pudo serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora