Capítulo 28

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Estoy esperando un paquete importante sobre una muestra de telas, por lo que salgo a la entrada de casa al escuchar el motor inconfundible de un camión, asumo que es el camión de correos, pero para mi sorpresa es un camión de mudanzas. 

Al principio pienso que está equivocado de dirección pero se estaciona en la entrada de mis vecinos, los cuales salen al encuentro de los cargadores y les dan alguna orientaciones. Los saludo algo confundida y ellos me sonríen desde lejos, no quiero ser entrometida, así que no me acerco hasta que me hacen gestos para que llegue hasta ellos.

-Cassia, disculpa si estos días son un poco ruidosos y molestos. Nos estamos mudando y tenemos apenas una semana para hacerlo, por lo que serán unos días algo caóticos.

-¿Como? No entiendo...

-Nos mudamos-dice mi vecino, Ralph, un hombre encantador ya entrado en sus 60 años.

-Pero ¿cómo es posible? Este ha sido tu hogar de toda la vida...

-Los nietos- responde Marie, su esposa rebosante de felicidad.

-Leticia, va a tener su primer bebé y nos mudamos a Francia.

Mis vecinos son Franceses, pero salieron de su país recién casados, para construir un negocio de pastelería, hoy muy exitoso. Es una gran cadena y ya están retirados, por lo que no me extraña que quieran disfrutar de su primer nieto, sobre todo porque adoran los niños, sobre todo a mis hijos.

-Los niños van a ponerse muy tristes.- les digo nostálgica.

-Lo sabemos- añade Marie con tristeza.-pero Leticia nos necesita, es su primer bebe y ya está ansiosa y eso que no ha nacido- apunta divertida.

-Si, me imagino, el primer bebe asusta- digo recordando todos mis llantos y llamadas a mamá y a Samuel en la madrugada.

-Entonces, ¿la casa está venta?- pregunto.

Se miran entre ellos un poco incómodos, parece que es un tema delicado para ellos.

-Estamos por decidir que haremos- apunta Ralph.

-Bueno, si hay algo que pueda hacer, estar más que encantada, regar las plantas, darle mantenimiento, lo que sea.

Me agradecen y después de un par de temas después, se despiden para iniciar la mudanza.

Me quedo con una sensación de añoranza durante todo el día. Mis vecinos fueron mucho más que amables conmigo y los niños, los cuidaron un par de veces para que Kai y yo pudiéramos cumplir nuestras obligaciones y siempre nos invitaban a sus cenas y eventos familiares. No niego que me duele el que no me avisaran de sus mudanza, pero al verlos tan felices olvido un poco ese resentimiento.

Los niños tampoco se lo tomaron muy bien y durante la semana de la mudanza, no había fuerza humana que los sacara de la casa, por supuesto, mis vecinos estaban encantados y los sobornaban con dulces para que no se alejaran de ellos.

Al final de la semana, Marie y Ralph, se van con lágrimas en los ojos y mil recomendaciones y direcciones para que los visitemos . Yo misma tampoco puedo contener las lágrimas, y así, veo como se aleja el taxi con mis queridos vecinos.

Observo la casa vacía, ningún letrero de se vende o alquila, nada. Eso me da la esperanza que nada de esta mudanza es definitivo.

Durante los siguientes días, vemos llegar camiones de mudanzas con muebles y cajas, puedo ver que es una familia con niños, debido que que hay muebles infantiles, y para mi deleite, de mi colección infantil, por lo que ya eso hace que mis vecinos nuevos ganan puntos ante mis ojos.

Todo lo que pudo serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora