Todo lo que pudo ser

Capítulo 44

-Estas preciosa, deja de mirarte tanto- me dice Evan divertido.

-Lo dices porque estas acostumbrado a las cámaras, yo no.- le reclamo molesta mientras trato de subir un poco el escote.

-Lo digo porque estas preciosa de verdad, no hay ninguna otra razón.

-La prensa va a buscar cada defecto de mi, todos quieren saber quien es la mujer que te arrancó del mercado.-

-Ya saben quien es esa mujer. Es mi futura esposa. La mujer más talentosa, inteligente y hermosa del planeta, la madre de mis hijos y mi diseñadora favorita.

-Eres un adulador- le digo besándolo.

Vamos a una evento donde premian la carrera de varios actores, entre ellos Evan. Es mi primera aparición pública oficial. Siempre me encontraba un par de periodistas en las calles, que trataban de averiguar como Evan y yo llevábamos la vida después de el juicio. Todos querían saber de nuestra historia de amor desde la universidad, todos tenían curiosidad, pero hasta hoy, me siento preparada para salir con Evan de la mano, como su mujer.

Siete largos meses han pasado desde que salimos del juicio. En estos meses, hemos atravesado infinidad de cambios. Evan se mudó con nosotros tras una sospechosa votación no planificada. una noche durante la cena, Caleb le preguntó a Evan que por que no se quedaba a dormir si pasaba todo el día en la casa. Yo traté de explicarle que no queríamos hacerlos pasar por más cambios, pero en menos de unos minutos, mis hijos Ela y Samuel, habían decidido que era una tontería tener dos casas.

Mis padres, aceptaron a Evan, después de tantas pruebas, que Evan permaneciera a mi lado, les demostró, que no nos abandonaría cuando se aburriera de la vida familiar.

Ela y Samuel, se unieron a la decisión, aunque Samuel, siempre esta pendiente de cada movimiento de Evan, todavía no pierde la oportunidad de echarle en cara que no cumplió la promesa que le hizo años atrás cuando prometió nunca hacerme daño.

Samuel y mis padres siguen discutiendo, eso no va a cambiar nunca, no son compatibles y el único pegamento, es Ela y mi sobrina, pero imagino que eso pasa en todas las familias.

Morrigan sigue teniendo éxito, el escándalo del juicio duró hasta que el siguiente escándalo apareció y nos olvidaron rápidamente.

Evan, toma su carrera a otro ritmo. No ha aceptado ningún proyecto nuevo, a pesar de mis insistencias. Esta dedicado a los niños, su tareas, llevarlos al colegio, ir a reuniones de padres para alegría de las madres del colegio... en fin, esta viviendo todo lo que no pudo vivir con Leo y claro los niños están felices con esa decisión.

En cuanto a Kai... sigue presente en mi corazón, pero no en mi vida. Sé que su carrera es exitosa, pero en un par de ocasiones que coincidimos en eventos, traté de acercarme para agradecerle por su apoyo durante el juicio, pero el hizo todo lo posible por evitarme. No necesita explicar que le duele que hablaremos y aparentemos normalidad, solo espero que un día sea feliz, porque se lo merece.

Cada día que pasa, me cuesta asimilar que Evan y yo, tenemos una familia. Tal y como soñé, durante los ocho años que estuvimos separados. Todavía no pensamos en casarnos, a pesar que ambos sabemos que lo haremos eventualmente, queremos vivir la vida y disfrutar de este regalo antes de hacer algún cambio. Cada vez que la prensa le pregunta sobre si nos casaremos, Evan les dice- Por supuesto que lo haremos, cuando sea el momento. De todas formas no hace diferencia. Pensamos envejecer juntos, así que un papel no lo va a hacer más real.

Con el tiempo estoy mejor, algunos días, en los que siento que no puedo con el mundo, Evan me da mi espacio, para mí, para sanar, para pensar, hasta que me siento mejor y lo busco. Y cuando lo hago, siempre está ahí, esperando con una sonrisa y los brazos abiertos. No puedo decir que mi vida se volvió perfecta, no existe la perfección. Evan y yo discutimos, nos frustramos y a veces nos inunda la inseguridad, pero puedo decir que aprendimos del pasado y no nos dejamos vencer por los obstáculos.

-¿Estas lista?- Me dice Evan antes de salir de nuestra limusina.

-Lo estoy- Le digo.

-Recuerda no tienes que contestar nada que no quieras y nos iremos en cuanto sientas que no puedes tolerarlo.

-Evan, puedo hacerlo- lo tranquilizo tomando su mano.

En cuanto salimos, aplausos, gritos y brillos nos reciben. Evan toma mi mano con firmeza y solo me suelta para pasar su brazo por mi cintura cuando tiene que posar. Una felicidad me desborda, este es su lugar, donde la gente lo adora, donde todos quieren verlo y hablar con el, al igual que el primer día que lo vi entrar en el salón del teatro de la universidad. Lo mejor de todo, es que se que su corazón me pertenece y que después de todo esta glamour y locura, llegaremos a la casa, nos sentaremos frente a la chimenea y nos dormiremos viendo una de esas películas que yo no entiendo y él tanto disfruta.

Tengo un largo camino por delante, tengo que superar muchas cosas, perdonarme muchas decisiones, pero lo haré, por mis hijos, por Evan, por mi familia. Porque estoy convencida que merezco otra oportunidad en la vida. Merezco vivir lo que es, sin anhelar, todo lo que pudo ser.

¿Fin?