Capítulo 27

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Al día siguiente, instruyo a Lila para su encuentro con Evan y salgo hacia la ciudad, debo atender varios asuntos en la oficina, hoy los niños dormirán con Samuel y Ela, porque mi viaj es de una hora en avión.

Por supuesto, dejé todas las advertencias sobre que Evan no podía llevarse a Lucca a ningún lado, y para evitar cualquier peligro, Samuel aparecerá en el parque para vigilar, Evan no sabe que justo Samuel y Ela, son los dueños de la casa amarilla. 

Me quiero convencer de que no estoy huyendo, porque de alguna manera, no era tan urgente viajar, pero así, aprovechaba para hablar con Kai acerca de van, no quería hacerlo por teléfono y mucho menos esperar más días para contárselo.

Después de más horas de lo esperado, por atrasos en los vuelos, llego a la casa de Kai, que es donde me quedo cada vez que voy a la ciudad. Se que el tardará en llegar, porque tienen un concierto, así que me ducho y voy directa a mis oficinas, donde trabajo sin parar hasta que todos se han ido. Por suerte, el trabajo sigue siendo mi refugio.

De vuelta al apartamento de Kai, compro sushi para llevar y lo espero con la mesa puesta y una copa de vino. Kai, no se hace esperar, me sonrío feliz, porque es todavía temprano y se con certeza que salió corriendo en cuanto termino el concierto solo para verme.

-¿Cassia?-dice mientras cierra la puerta- ¿estás en casa?

-Arriba- le instruyo

Sube las escaleras de dos en dos para encontrarme con una sonrisa, antes de que pueda decir nada, me toma por la cintura haciendo que mis pies no toquen el suelo mientras me regala un beso sediento y apasionado.

-Te eche tanto de menos... no tienes idea lo feliz que me hace verte.

-Yo también te eché de menos.

Entre besos y bromas, nos ponemos a cenar y me pone al día con su trabajo, su audiciones resultaron ser un éxito, pero todavía necesita una respuesta final.

-¿Cómo están los niños? - me dice haciendo estremecer mi corazón. Que ame a mis hijos es una de las cosas que amo de él.

-Bien... todo bien.

-¿Cassia sucede algo? Estas rara.

-No... bueno algo sucedió y no se como lo vayas a tomar.

-Me estas preocupando.

-No es algo que deba preocuparte...es Evan, el... nos visitó hace un par de días.

Kai me mira petrificado, como si le hubiera dicho que pensaba retirarme a vivir en el tibet.

-Di algo- le reclamo preocupada.

-Que significa esto para nosotros.-me pregunta con frialdad.

-No significa nada... no puedo negarle a Luccas que conozca a su padre, pero para nosotros no representa nada, es más , ni siquiera vive cerca, imagino que lo verá como mucho un par de veces al año, pero por lo menos es una referencia para Luccas.

-¿Y estas segura que no volvió por ti? ¿El sabía de Luccas?

-De hecho- digo sin querer ocultarle nada.-el me buscaba a mi, quería que lo perdonara, ya sabes, por todo... pero una vez supo que estabamos juntos y que yo te amaba, no insistió más, además cuando supo de Lucca, ya nada más le importo... a pesar de todo, creo que no será un mal padre para él, ausente tal vez, pero va a ser bueno para Lucca.

Kai me mira pensativo por varios minutos y yo estoy empezando a temer que esto sea un problema para nosotros.

-Kai, te repito que Evan sabe que estamos juntos, el no quiere algo conmigo, es con Lucca.

-¿Y tú, Cassia?

-¿Yo que?

-Me has dicho lo que siente Evan, pero no lo que sientes tu. Varias veces me dijiste que Evan era el amor de tu vida y que nunca dejarías de amarlo,¿ todavía lo quieres?

En estos momentos, es que debería ser honesta y confesarle a Kai que nunca sería capaz de olvidar a Evan, hacerlo sería negarme a mi misma, Evan era parte de mi, nada cambiaría eso, pero igual, sabía que no podía volver a confiar en Evan, ni mucho menos dejarlo entrar en mi vida, porque no podía sufrir otra vez como sufrí anteriormente, así que decidí darle a Kai la respuesta que nos haría felices y no la que sembraría dudas innecesarias.

-No, no lo amo más, lo amé, mucho, pero no cambiaría lo que tenemos por nada del mundo.-lo último era verdad, lo primero una vil mentira... piadosa.

Mi respuesta parece hacerlo feliz porque me toma en sus brazos y sin dejarme decir nada más, me lleva a la cama, yo secretamente deseo no seguir amando a Evan como lo amo, porque por primera vez en mi vida, tengo a un hombre increíble en mi vida, que me ama sin dramas ni problemas y temo perderlo por mi culpa.


Vuelvo al día siguiente a pesar de los reclamos de Kai, sé que quiere estar conmigo, pero también entiende que los niños me necesitan. Durante mi espera en el aeropuerto, aprovecho para hablar con Samuel sobre el encuentro con Evan, Lila, ya me había puesto al día y me había tranquilizado, Luccas y Evan jugaron un rato y luego Evan se despidió de su hijo con un beso y la promesa de regresar. Lila no perdió la oportunidad para comentar sobre un encuentro incómodo entre mi hermano y el padre de mi hijo.

-Hermanita- escucho al otro lado del teléfono.

-¿Samuel, como está Ela?

-Todo bien la sandía sigue en su lugar-dice riendo divertido, a lo lejos escucho una amenaza de Ela, lo que me hace reir tambien.

-Escuche que te encontraste con Evan.

-Si, asi es.- me dice sin darme más detalles.

-Ouch, que tan amenazante fuiste.

-Lo necesario. Sólo le hice saber que mi sobrino era más mío que suyo, que yo le cambié el primer pañal y yo lo sostuve cuando tenia cólicos y que si le rompía el corazón a mi pequeño yo le rompería las piernas y Cassia...

-¿Si?

-Es en serio, se las romperé, las dos y no podrán reconstruirlas, se bien como hacerlo.

-Lo se Samuel y me parece bien que defiendas a tu sobrino, solo... trata de no amenazar tanto ... creo que no va a ser necesario. Evan está muy contento con la noticia de Luccas.

-Si, eso vi, pero nunca está demás una advertencia.

Eso me hace reír, las advertencias de mi hermano no son muy sutiles, pero al final es mi hermano y me ama, el fue el apoyo más grande durante mi embarazo.

-¿Y tú?- me pregunta Samuel-¿Cómo estas con el regreso de Evan?.- Me lo pregunta en un tono que me dice más de lo que están en sus palabras, es mi hermano y sabe que a pesar que amo a Kai, Evan es alguien que nunca lograré superar.

-No preguntes lo que ya sabes, no es tu estilo- le digo molestándolo.

-Ya, me lo imaginaba, pero quería confirmarlo.

-Bueno, no pienso hacer nada con estos sentimientos, aprendí a vivir con ellos y sin Evan por muchos años y no pienso arriesgar mi felicidad ni la de los niños por una relación que los dos sabemos es tóxica.

-Me alegra oírte tan segura... pero ya sabes...

No lo dejo terminar porque se lo que me va a decir, mi hermano, siempre me hace saber que estará ahí para cualquier cosa.

-No hace falta que me lo digas, se que siempre vas a estará ahi cuidándome... ¿Qué hice yo para ganarme la lotería de hermanos?- le digo bromeando.

-No te lo podría decir, pero si que te sacaste el premio mayor pequeña.

Me rio divertida por su falta de humildad y nos despedimos pues el avión va a despegar.

Todo lo que pudo serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora