Todo lo que pudo ser

Capitulo 12

Entro a mi apartamento abatida, me quito los zapatos y me lavo el rostro, voy a la cocina para servirme un vaso de agua y hacerme un té para dormir, estoy segura que no va va ayudar mucho, pero no puedo meterme a la cama y pensar en todo lo que pasó. Me da terror hacerlo.

Besar a Evan despertó demasiadas emociones que me esfuerzo por adormecer. Estoy casi en el punto de inicio, como dijo Ela, es como si retrocediera todos los años que avancé sacando a Evan de mi vida. Lo peor, es que Evan siente lo mismo que yo, lo sentí en su beso, lo sentí en su tacto, no hay nada que me haga dudar de ello, por lo que ahora, no se como tratar con él, sin caer en la tentación de volver a besarlo. Es demasiado para mi.

De repente, oigo tres golpes secos en la puerta, por instinto, siento terror porque puede ser Aldo, todavía temo que reaparezca, pero también puede ser Ela, por lo que miro a través de la puerta, está tan oscuro que no se quien es, abro la puerta con cuidado y me encuentro a quien no esperaba ver, Evan.

Me mira pálido, agitado, como si hubiera corrido kilometros, pero no me dice nada.

Yo sólo me hago a un lado para dejarlo pasar y prepararme para cualquier tipo de conversación dolorosa, pero en cambio, el me toma las manos -Cassi, ya no puedo más- me dice.

No debe decir más, sé lo que significa, porque yo tampoco puedo más. De inmediato, me lanza a sus brazos y cierra la puerta con su espalda mientras yo lo beso sin reparo.

No recuerdo el momento que llegamos a mi cuarto, pero estamos en la cama, lo siento en cada rincón de mi piel y no puedo evitar sentir sed de él, mi cuerpo lo necesita de una manera que me asusta, no sé que haré cuando ya no esté en mi cama, pero decido bloquear mi mente de todo pensamiento y sólo sentirlo, lo cual no es nada dificil.

Evan me devora con la mirada mientras lentamente lo siento dentro de mi, no aparta la vista de mí, como si este momento estuviera lleno de palabras sin decir.

-¿Estas bien?- me pregunta, sé por qué lo hace, quiere que sepa que no hará nada que yo no quiera hacer, pero no hay nada que desee más en este mundo. Por lo que me limito a asentir y sonreír.

Poco a poco, nuestro ritmo se acelera, no soy capaz de pensar, mi visión se nubla pero no quiero dejar de contemplarlo, quiero quedarme con ese recuerdo para siempre, porque es lo que me va a calentar el corazón cuando sienta que no está a mi lado. Nunca y puedo decir que tengo mucha experiencia, un cuerpo se acopló tan bien al mío, sin necesidad de hablar, me lee y yo lo leo. Su piel me hace reaccionar de maneras imposibles de describir. Cuando el placer me desborda, un escalofrío me parte en dos y soy incapaz de respirar por unos segundos. Pronto, siento que se estremece sobre mí y pone sus labios sobre los míos. Una corriente eléctrica nos une por los labios y solo somos capaces de gemir. Suavemente, se desliza fuera de mi y se acuesta a mi lado. Me toma por sorpresa cuando me hace apoyar la cabeza, sobre su pecho, como siempre lo hacíamos. Soy capaz de escuchar su corazón, todavía late rápido y me siento locamente orgullosa de ser la responsable de esos latidos acelerados.

-Quiero que sepas, una cosa y no dudes de lo que te diré: no estás sucia- me dice mientras un me pasa los dedos por mi espalda.- No hay nada malo en tí, eres perfecta, tu cuerpo es perfecto, tu risa es perfecta... jamás, el sexo con una mujer se compara con hacer el amor contigo. Y no me arrepiento de nada de lo que acaba de pasar.-

Yo levanto la cabeza para mirarlo sorprendida, esperaba las palabras usuales de arrepentimiento, pero no esperaba esto. Evan me sonríe, porque vé la sorpresa en mi rostro.

-Cassi, nunca dejé de amarte, ni por un segundo. Ni cuando me dijiste que fuiste infiel. Sólo no supe que hacer con mi amor por ti. No mucha gente puede decir que conoció a la persona para la que estaba destinado. Yo lo sé. Tu eras para mí y yo para ti. Por desgracia, lo que estaba destinado a ser... no lo fue.