Eds, viejo amigo, compañero de miserias y desgracias

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|Dos pequeños incisos, antes de empezar. 

En primer lugar, como siempre cuando desaparezco del mapa de forma repentina e inesperada, pido disculpas por haberlo hecho. Casi desde siempre he estado a vueltas con internet, y en los últimos tiempos usaba mi propio móvil como router para tener conexión al mismo, lo que hacía que entrar en wattpad para seguir publicando Distopía se convirtiera en un ejercicio de voluntad y lucha contra la pereza. Me alegra decir que, de momento, he solventado ese problema al fin, por lo que mis desapariciones serán más escasas...o al menos, eso espero. 

En segundo lugar, tras agradecer que sigáis leyendo esto, me gustaría hacer una pequeña consulta. La otra razón de que haya estado tan ausente de Wattpad, aparte de mis batallas épicas contra internet y la vagancia, ha sido centrarme en mi primer intento de escribir algo que, con suerte, podría calificarse como pseudo-steampunk...siendo generosos, al menos. Sólo me falta escribir el final de dicha historia, pero hasta el momento ronda las 550 páginas de Word. Me planteo seriamente la posibilidad de comenzar a publicarla por capítulos en Wattpad, como siempre sin revisar ni corregir, para recibir una opinión de quienes me habéis dado la oportunidad de leerme. Pero como es una historia un tanto enrevesada (caníbales, criaturas frankeinstenianas, una sanguijuela antiquísima con ciertos poderes y un pistolero) temo que no sea de vuestro agrado. Por eso mi pregunta es...¿querríais leerlo para decirme si se me ha ido demasiado la cabeza y es algo infumable? 

Sin más dilación, agradecer y disculparme de nuevo por todo lo que hacéis, en especial por vuestro


Eran tantos, tantísimos, los pensamientos que me bailaban incansablemente en la cabeza, que resultaba sencillamente abrumador. No como en aquella dorada y olvidada época de universidad en la que la ingente cantidad de papeles que me esperaban cada noche en mi viejo y destrozado escritorio, esperando pacientemente a que me atreviese a sentarme frente a ellos para intentar digerir toda la información contenida en ellos, hacía que me sintiese al borde de la saturación mental y la locura de forma constante, no. Este era un sentimiento de auténtica abrumación: algo que no sólo me había golpeado sin piedad ni clemencia al salir de la boca de Jeffrey King, sino que se me había quedado pegado, casi como un pegajoso y casi hirviente chicle en una acera, esperando para ser pisado por el transeúnte más despistado que tuviera la desgracia de pasar por esa misma zona donde aguardaba pacientemente, y me había seguido allá a donde había ido. No hubo un solo momento durante ese maldito día, ni en muchos de los siguientes, en el que aquel pensamiento me asaltara sin previo aviso. La idea de que los responsables de la maldita isla no tuviesen reparos a la hora de silenciarnos a todos, sin excepción, lo que incluía al mismísimo Bernard Crown, me hundía en la más absoluta y desesperada de las miserias que nunca había experimentado en toda mi vida.

Era como si me arrancase de la realidad y me sumergiese en un cubo oxidado, lleno de mierda y meados del destino y el azar, pero sin concederme nunca el lujo de morir ahogado. Cada vez que mis pulmones estaban preparados para intentar saltarse decenas de miles de años de evoluicón para intentar aprender a respirar orina y excrementos, el pensamiento me sacaba la cabeza del cubo para permitir que respirase un poco de oxígeno. No un oxígeno puro y limpio, sino lleno de la crueldad del propio pensamiento que me había sometido a aquello, pero un aire infinitamente mejor que el inexistente dentro del cubo.

Riendo.

Siempre riendo.

Podía escuchar, con total nitidez, como si me lo estuviese susurrando directamente al oído, cómo el pensamiento se reía una y otra vez, ya estuviera asfixiándome, sacándome la cabeza del cubo o, sencillamente, rondando en mi cabeza, en segundo plano, como un tiburón acechando a su presa, esperando el momento propicio para actuar. Esperando el momento adecuado para volver a abalanzarse sobre mí, todo carcajadas afiladas como cuchillas, lista para despedazarme.

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