Lágrimas que caen en el corazón del mundo - (Libro 1)

CAPÍTULO LXXI ESPERA

Reino de Luyef, ciudad de Keops, año 128 de la "Nueva era".

«El ejército de Pa-Hsien está más consolidado que nunca, con un General experimentado como Tenten Vilu y un Emperador impasible como Bolthorhn, no puedo siquiera soñar en tomar la ciudad y apoderarme de lo que necesito». —Urtzi tenía estos pensamientos mientras bajaba las escaleras del palacio de Keops. Los cazadores y mercenarios más sagaces de todo Luyef estaban aguardándolo en el salón real. Enviar a algún suicida al Claustro Negro a que consiguiera un sajmet sin amo era la opción más asequible por el momento, y no desaprovecharía la oportunidad.

—Un millón de coronas de oro puro de Sukavati para el que me traiga un sajmet sin amo del Claustro Negro. —Ofreció el Rey.

Casi todos se echaron a reír, muchos se fueron murmurando acerca de la locura que había corroído la cabeza del Rey. Solo uno se quedó, quizás más iluso, estúpido o ambicioso que todos los demás.

—Tú me traerás un sajmet sin amo. —Se sorprendió Urtzi.

—Por un millón de coronas, haré el intento. —Explicó el mercenario.

Las noches fueron interminables, el libro "La Pirámide Roja" fue leído y repasado decenas de veces. Por dentro la biblioteca tenía el aspecto de un palacio saturado de estantes y libros. Sobre la mesa principal, la que estaba dedicada a la realeza, Urtzi tenía varios ejemplares abiertos delante sí, alguno de todos ellos debía contener algún fragmento que hablara de los sajmets.

Su hermano Tnong lo observaba desde debajo del segundo candelabro de lectura, estaba un poco más bajo y disponía de menos cantidad de velas, cuando abrió la boca para hablar, Urtzi lo interrumpió cortante como el filo de una espada de vidrio volcánico.

—¿Qué te hace pensar que lo que vas a decir puede ser más interesante que lo que estoy leyendo?

—Siempre me he preguntado ¿qué clase de Rey construyó estos candelabros? No puedes ver nada debajo de ellos, por más que enciendas todas las velas, tu vista se cansará tarde o temprano, el único bajo el cual se puede leer hasta que la noche termine es ese en el que tú estás debajo ¿Cuál es el propósito de cuidar más la vista de unos que de otros? Si no le interesaba que leyera nadie más que el Rey y los nobles, entonces ¿para construyó las demás candelas?

—Las velas son caras. —Argumentó el Rey.

—Sin embargo, estas velas las pagan los impuestos de la gente, y la gente lee de noche, de día está arando los campos, cosechando u ordeñando las vacas...

—¿Cuál es el punto?

—Ahora eres el Rey, una vez padre dijo que darle conocimiento al pueblo era peligroso y tú le respondiste: "solo cuando el Rey es un idiota".

—Sé lo que respondí, y sé lo que me sucedió después de decir eso, sigues sin ir al punto...

—Obtener un sajmet sin amo puede ser incluso más importante que todo lo que puedas hallar en la Pirámide Roja —Dijo Tnong.

—¿No lo entiendes verdad?

—No, hermano, eres mi Rey y mi hermano mayor y obedeceré en lo que pidas, pero no logro entenderte. Primero creí que querías solo traer el conocimiento de la pirámide a Luyef, pero ahora no duermes por pensar en ello, te la pasas aquí con ese libro en la mano y descuidas tus deberes como Rey.

—No es por el valor o por lo que obtendré... necesito entrar a esa pirámide, necesito saber qué hay en ella... y cuando lo haga, tú vas a ocupar mi lugar aquí, quiero que te ocupes del trono y de todos los deberes que yo estoy descuidando.

A Tnong lo sorpredieron las palabras de su hermano. Fue una mezcla de entusiasmo con temor.

*

Pasaron los días y ni ese ni ningún otro cazador le traería jamás un sajmet...

Había aguardado, paciente, aprendiendo y recordando hasta la muerte de su padre. Sabía que no lo mataría, pero tampoco tendría ninguna consideración con el muerto. Esperó hasta que ese viejo imbécil murió. Y su momento de ser Rey había llegado, ahora era tiempo de aguardar nuevamente.

La noticia llegó más pronto de lo esperado, el Emperador Bolthorhn había sido asesinado junto al Sacerdote Principal del consejo, ahora el General Tenten Vilu estaba al mando de Pa-Hsien. Era el momento que Urtzi había esperado.

Sin Bolthorhn sería mucho más fácil convencer a un soldado de entregar un sajmet.