Imperio de Kyoga, monte Agni, año 129 de la "Nueva era".
El monte Agni se abrió ante sus ojos, había estado once años aguardando, comiendo raíces, cazando lagartos y serpientes, y bebiendo de los cactos, pero al fin la recompensa había llegado.
Los alaridos ya no lo ensordecían como los primeros años. Supo que entablar una amistad con ellos no sería una tarea fácil, pero un hechicero de la Pirámide Roja había entrenado toda su vida para ello. Como también sabía que mientras las crías no rompieran los cascarones, no podría acercarse de ninguna manera. Y diez años era lo que tardaba en romperse un huevo de dragón.
La bestia se oía desde lo profundo de la caverna, el Hechicero Rojo llegó hasta un precipicio y descubrió su rostro quitando la capucha de cuero de sajmet de su cabeza pelada y tatuada.
Los observaba cauteloso como si danzaran alrededor del fuego de la lava roja del volcán. Una decena de dragones con sus crías siguiéndolos por detrás. El dragón negro, uno de los más grandes de ellos, escupió una llama tan enorme sobre el Hechicero Rojo, que hubiera derretido un glaciar, pero el fuego de dragón no podía quemar el cuero de sajmet. Aunque el calor casi lo hace desmayar.
Cuando la flama cesó, el dragón negro se quedó frente al hechicero, se miraron a los ojos, los ojos rojos de ambos, radiantes como la lava candente.
El dragón bufó fumaradas de humo por los orificios de las narices, mientras batía las alas sacudiendo la toga y la capa del hechicero.
De pronto el hombre alzó su mano izquierda y acarició el rostro de la bestia, mientras esta inclinaba la cabeza levemente como cuando se acaricia una mascota.
El dragón continuó batiendo las alas y el Hechicero Rojo siguió acariciándolo.
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Lágrimas que caen en el corazón del mundo - (Libro 1)
Fantasía(COMPLETADA)-El heredero al trono ha sido desterrado a un reino lejano y deberá regresar a reclamar lo que le pertenece mientras se enciende la montaña y se inicia las cacerías de dragones de las cuales nunca nadie ha regresado en los últimos mil añ...