13- Diferente

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Seguimos caminando unas cuadras más hasta que Leyla es la primera en hablar y romper el silencio.

—te gusta bailar, ¿verdad? —pregunta de la nada.

—si... ¿por qué?

—solo preguntaba. Es que en una clase escuché que días que una de las cosas que más te gustaba hacer es bailar. Solo quería confirmarlo.

—pues si, es verdad. —digo con una sonrisa.

—¿que bailas exactamente?

—no tengo un baile específico que me guste, pero se podría decir que bailo de todo un poco.

—interesante —dice tocando su barbilla mientras mira al cielo y me saca una carcajada. —¿que? ¿De que te ríes?

—de tu pose —digo riendo todavía haciendo que ella haga lo mismo.

Después de que las risas cesaran, le digo:

—¿no te molesta si te pregunto algo?

—depende de lo que se trate, pero pregunta

—¿que te paso hoy? Estabas muy extraña y hasta parecías, no lo sé, ¿triste? ¿Enojada?

—son solo problemas personales, nada de que preocuparse.

—es que me pareció muy extraño, tu siempre sonríes en todo el día pero hoy no.

  —es que uno no siempre está feliz todos los días, por lo menos aunque sea un día, algo pasa que nos hace cambiar nuestro humor.

  —te entiendo —digo haciendo una mueca.

  —¿cuanto falta para llegar?

  —no mucho. —respondo— pensé que eras de esas chicas que hacen deportes.

  —y lo hago, pero no es de los cosas favoritas.

  —escuché que en el colegio ahora quieren hacer un grupo de porristas ¿te inscribirás?

  —ni loca —dice haciendo una mueca y negando con la cabeza —jamás me inscribiría para ser una porrista.

  —qué raro —digo mirándola.

  —¿por qué?

  —siempre las chicas populares además de ser bonitas son porristas.

  —en primer lugar, ¿me  has llamando bonita? —dice con una gran sonrisa y yo solo pongo los ojos en blanco — y en segundo lugar, no todas las chicas somos iguales, por ejemplo, a mí no me gustaría ser porrista, y tampoco lo seré.

  —no lo sabía.

  —pues ahora ya lo sabes

Seguimos caminando hasta llegar a mi casa, al entrar, la dejo pasar a ella primero y después paso yo.

Cuando entramos, me encuentro con mi madre que me mira con sorpresa al ver a una chica que no sea unos de mis amigos, pero se acerca enseguida a ella para saludarla amablemente.

—hola linda, soy la madre de James, ¿cómo te llamas? —le dice después de darle un beso en la mejilla.

—me llamo Leyla.

—¿eres amiga de James? ¿O algo más?

—¡mamá! —le digo y ella se ríe al verme con totalmente rojo de vergüenza.

¡Pero que le ocurre a esta mujer! Ella jamás se comporta así, me estás avergonzando madre...

—no, no. Solo somos compañeros, he venido para hacer un trabajo de Literatura —le responde rápidamente Leyla.

Juré No Enamorarme de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora