43- Me gustas.

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Bien, estoy últimos días han sido, ¿extraños? ¿Geniales? En realidad no sé cómo nombrarlos.

¿Por qué?

Para comenzar, desde el día en el que los padres de Leyla fueron a buscarla al colegio y le dijeron que tiene prohibida la entrada a cualquier academia de danza, (cosa qué pasó hace tan solo 3 días), ella y yo nos hemos pasado mucho más tiempo juntos que antes, claro que con algunos besos de por medio, cosa que no me molesta tampoco.

Mientras que, por otro lado, Julie y David no han aparecido aún, digo "aún" porque sé que lo van a hacer.

Sin mentirles, estuve a punto de ir y golpear a David por decirle a los padres de Leyla el secreto que ella escondía y que no quería que los mismos supieran, pero si Leyla no me hubiese detenido habría ido sin dudarlo, pero le prometí que no me metería con el.

—¡James! ¡Tienes que bajar a desayunar!

Al escuchar el grito de mi madre, me levanto rápidamente ya que aún estaba acostado en mi cama.

Cuando llego a la cocina, mi padre está por irse así que se despide de mí y se va dejándonos a mi madre y a mí solos en la cocina.

—aquí está tu desayuno, cariño —asiento con la cabeza mientras corro la silla y me siento en la misma.

Tomamos tranquilos el desayuno intercambiando solo algunas palabras. Me levanto y ayudo a ordenar las cosas a mi madre, estoy por subir a mi habitación nuevamente cuando ella carraspea llamando mi atención.

—¿hay algo que tengas que decirme, James? —niego con la cabeza. —ven, siéntate.

Señala una silla enfrente de la suya, sin dudarlo tomo el lugar y me siento de inmediato, mi madre me mira con ternura. Frunzo el ceño al ver su reacción.

—conozco la mirada cuando alguien está enamorado, cariño.

La miro sorprendida.

¿Que? ¿Yo enamorado? Pfff, ¿no estoy enamorándome, o si?

  —ya que no me has contestado, debo suponer que de eso estabas pensando, ¿verdad?

  —y-Yo, no lo sé.

  —pero alguien te gusta, ¿verdad? —asiento.

  —si. Leyla —suspiro, levanto la vista y encuentro a mi madre con una gran sonrisa —¿que?

  —lo suponía.

  —¿c-como?

  —cariño, eres mi hijo. Puedo notar cada cambio en ti, sobretodo tu mirada, desde hace un tiempo he notado que miras a Leyla de una forma especial.

  —¿e-en serio? —digo tartamudeando una vez más.

Entonces... si mi madre se dio cuenta, ¡¿Leyla también se habrá dado cuenta antes?!

  —yo nunca me había sentido así antes, y no sé si Leyla siente lo mismo por mi.—le confieso a mi madre después de unos minutos de silencio.

Lo peor de todo, es que cada día somos sentimientos hacia ella son más y más fuertes, y ya no puedo detenerlos. No sé cómo reaccionaría si al confesarme, Leyla no quiere que seamos nada, ni siquiera amigos.

Juré No Enamorarme de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora