41- POV Leyla.

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No puedo creerlo... ¡¿cómo se enteraron mis padres?!

No puede ser, trate de ser lo más cuidadosa para que no se enterarán. Y todo eso para nada.

Aunque siempre intenté ocultarlo y hacerme la fuerte para que esto no me afectara, hoy no pude evitar que eso ocurriera, hace tan solo unos minutos que mis padres me han dicho que saben la verdad, y mis ojos no tardaron en llenarse de lágrimas.

Estoy realmente asustada, ahora no sé qué harán conmigo, me prohibieron asistir a la academia de danza, y los he desobedecido. Pero ellos tienen que entenderme, es algo que realmente amo hacer y no pueden prohibírmelo. No si es algo que no le afecta a nadie, y menos a ellos.

Todavía estamos mi padre, mi madre y yo en silencio.

James se fue hace solo dos minutos, y parece una eternidad. Su cercanía ya me hacía sentir bien, pero tuve que decirle que se fuera, no quiero que él esté presente en este momento.

—¿no vas a decir nada? —me dice mi madre haciendo una mueca con su boca.

—¿qué quieres que diga?

  —la verdad. ¿Aún asistes a esa academia, o no?

  —ya lo saben, ¿no es verdad? —me encojo de hombros.

  —admítelo.

  —lo hago. Aún sigo bailando, ¿felices? ¿Eso es lo que querían escuchar? —retrocedo unos pasos —si me disculpan, ya debo irme. James me está esperando.

Trato de salir pero mi madre me agarra fuertemente del brazo haciendo que quede enfrente de mis padres nuevamente.

  —me has decepcionado, Leyla. Creía que eras más inteligente y nos harías caso.

Mis ojos vuelven a llenarse de lagrimas, pero esta vez, por impotencia.

  —es algo que amo hacer, ¡¿es que no lo entiendes?!

  —¡solo queremos lo mejor para ti!

  —¿lo mejor para mí? —suelto una risa irónica —¡¿Lo mejor para mi, madre?! ¡¿Es en serio?!

  —¡solo es una tonta distracción para ti!

  —¡no lo es! Ustedes siempre pensaron que era así, pero no es así.

  —Leyla, tienes que entender de una vez por todas que solo es una distracción para tus estudios, nada más.—habla mi padre por segunda vez en toda esta conversación.

  —no, no es justo, padre. No lo es, ustedes no me pagan las clases, lo hago yo. Y no tienen porque exigirme algo que no quiero hacer.

  —recuerda que aún eres menor de edad, Leyla.

  —tengo 17 años...

  —exactamente por eso nosotros aún estamos a cargo de ti y decimos lo que puedes hacer o no, pero esta vez, esto no se quedará así, ya hablé con tu academia de danza...

  —no... —un sollozo se escapa de mi garganta.

  —...y deje muy en claro que tienes prohibida la entrada allí o en cualquier academia, ¿quedo claro?

Juré No Enamorarme de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora