Extra V.

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Leyla.

—James, cariño. ¿Puedes venir un momento?—le digo desde la habitación.

—¿qué pasa, nena? —pregunta recostado en el umbral de la puerta. — ¿hay algún problema? —se acerca a mí preocupado.

  —no, para nada. Solo necesito un poco de ayuda. ¿Puedes ayudarme a cambiar este mueble de lugar? Me gustaría que quede a un lado de la ventana, ¿que piensas?

  —me encanta. Pero no más que tú —sonrío. Me acerco a él y paso sus manos sobre su cuello — es la tercera vez que cambiamos ese mueble de lugar, nena. —suspira.

  —es que me parece peligroso que esté al lado de la cuna, ¿no te parece? Puede caerse. —hago puchero.

Él sonríe y besa mis labios tiernamente.

  —está bien,Te ayudaré.

Nos separamos para correr de lugar el mueble, lo dejamos aún lado de la ventana y cuando terminamos le doy un casto beso en sus labios, sonrío y después de agradecerle por ayudarme sigo ordenando la habitación. James me guiña un ojo, y a los minutos sale del cuarto para bajar al living.

Acomodo algunos libros y fotografías en un estante, dejo de hacerlo cuando escucho que alguien está corriendo por la escalera y salgo rápidamente de la habitación.

   —¡Eloy! ¡te he dicho que no subas corriendo las escaleras!

El pequeño se sobresalta, pero aún así sonríe y sube los últimos dos escalones para llegar a mi lado.

  —¡mami! —extiende sus bracitos pidiendo que lo alce.

Sin poder resistirme a sus hermosos ojitos, lo hago y comienzo a dejarle pequeños besos por todo su rostro.

  —eres hermoso, mi pequeño. —dejó un último beso casto en su mejilla — ¿quieres ver cómo está quedando tu habitación.

  —ti —dice asintiendo repetidas veces con la cabeza, sin poder pronunciar la "S".

Aún en mis brazos, entro con él a la habitación y señalo todo lo que he puesto hasta ahora.

  —... y aquí está tu cuna, bebé. Ahora podrás dormir aquí. ¿Te gusta tu cuarto? —asiente con la cabeza mientras sonríe.

Lo bajo de mis brazos y el enseguida hace un pequeño puchero, pero esta vez, me niego a caer en su ternura.

  —cariño, no puedo alzarte ahora, tengo que terminar con esto. ¿Puedes quedarte aquí cinco minutos mientras mamá termina? —vuelve a asentir —ven, bebé. Te pondré en tu cuna.

Eloy trata de escaparse de mis brazos, sin embargo logro agarrar al pequeño travieso antes de que lo haga.

  —oh, no señor. Usted se queda aquí. —lo dejo en su cuna y vuelve a hacer puchero —no llores, cariño. En Cinco minutos termino, y bajamos al living con papá, ¿si?.

Se sienta en su cuna y comienza a jugar con unos peluches que deje allí, sonrío mirándolo con ternura. Es tan hermoso, mi pequeño. No puedo creer que desde hace dos años soy madre. Mi sueño siempre fue serlo, y ahora que lo soy, no puedo ser más feliz.

Termino de poner los últimos retoques y suelto un suspiro. ¡Trabajo terminado!.

Me relajo y me siento en la silla mecedora mientras veo cómo mi pequeño niño juega concentrado con sus peluches, hasta que desde el living escucho unos gritos desesperados de mi esposo.

  —¡Eloy! ¡Eloy! —grita desde abajo.

Escucho que sube rápidamente las escaleras, Tan rápido que en menos de cinco segundos ya está con nosotros en la habitación.

Juré No Enamorarme de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora